¿Te gustaría saber cómo convertirte en un líder educativo?

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Formar parte de una organización educativa conlleva una gran responsabilidad, ya que, como expresó Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo. 

Los educadores son fundamentales para sembrar el amor por el aprendizaje, los valores y los principios que guiarán a las futuras generaciones. Sin embargo, para convertirse en el líder de un aula o de una escuela, no basta con tener capacidad para transmitir conocimientos, además se requiere un conjunto de competencias indispensables para liderar organizaciones educativas.

En este artículo te invitamos a descubrir cuáles son y qué se necesita para desarrollarlas, basándonos en el webinar que ofreció en iRG, Juan Antonio Planas Domingo, orientador educativo, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y presidente honorífico de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España. 

 

La importancia de la primera impresión

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Es muy importante cuidar las primeras impresiones a nivel de aula, tanto en las entrevistas personales, como en las reuniones con el profesorado o con el alumno. Las personas que son parte de una organización educativa deben de tener muy en cuenta esto y tomar acciones para causar una buena impresión. Planas Domingo recomienda seguir las siguientes reglas de oro:

  • Preparar bien las primeras reuniones: entregar material, usar contenido audiovisual, proyecciones, etc.
  • Ser puntual.
  • Mostrarse afable: por ejemplo, recibir en la puerta a cada persona y saludarla.
  • Recabar conocimiento previo: por ejemplo, personalizar las intervenciones y saber los nombres de las personas que intervienen en la reunión causa muy buena impresión.

 

Además, Planas Domingo agrega que la creatividad es un recurso muy útil y que es recomendable usar distintas dinámicas de conocimiento interpersonal, como, por ejemplo, hacer que los alumnos interactúen y tengan oportunidad para conocerse entre sí, o agruparlos por parejas para que se entrevisten mutuamente, de este modo se fomenta la comunicación y la empatía entre los involucrados. 

Otro punto a tener en cuenta es la comunicación emocional. Este aspecto debe estar presente en todas las interacciones y relaciones con el alumnado, las familias y el profesorado

No menos importante es el tema de las expectativas. Tal y como explica Planas Domingo, es crucial tener expectativas positivas. Las expectativas negativas suelen cumplirse, mientras que las favorables también se materializan. Por esto hay que evitar predisponerse negativamente, pensando, por ejemplo: «¡Son muchos alumnos! Seguro no me harán caso», o «El promedio de notas es bajo, así que no me van a entender»

 

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Inteligencia emocional

Hoy en día se le da más valor a la inteligencia emocional. En el sector educativo, la educación emocional ayuda a: 

  • Conocer bien las propias emociones y saber gestionarlas.
  • Gestionar correctamente la dinámica de la clase y los conflictos que pueden surgir. 
  • Llevar a cabo y controlar las dinámicas de entrevistas personales y reuniones grupales. 

 

Es por esto, que es indispensable que los directores de organización educativa, a la hora de elegir personal, tengan en cuenta no solo las habilidades pedagógicas, sino también las emocionales

 


Ser competente y experto en una materia no garantiza ser un buen profesor, en especial si no hay habilidades emocionales


 

¿Cómo se puede ser un buen líder?

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Planas Domingo, apunta los siguientes puntos:

  • Conocer personalmente al alumnado. Tomarse el tiempo para conocer realmente a los alumnos, más allá de saber su nombre. Se trata de saber si tienen problemas o alguna condición especial. Por ejemplo, si están pasando por una situación familiar delicada es normal que baje su promedio o si tienen hiperactividad les costará prestar atención en ciertos momentos.
  • Realizar dinámicas para fomentar la participación de los alumnos. Las personas aprenden mucho más cuando tienen una participación activa, en especial si son contenidos prácticos.
  • Cuidar el clima de la clase. Respeto, escucha activa y atención a cualquier disrupción para poder solucionarla a tiempo. Para esto hay que mantener la disciplina y autoridad desde el inicio, sin perder la confianza de los alumnos, y así evitar problemas de respeto y de desorden en clase. En la actualidad, esto es un desafío, ya que las personas están cada vez menos acostumbradas a escuchar.
  • Tener formación psicopedagógica para poder motivar y gestionar conflictos, entendiendo que cada niño o adolescente es único y requiere distintas técnicas.  
  • Plantear de forma clara los criterios de evaluación y los objetivos. 
  • Reconocer los logros públicamente. Destacar públicamente los logros individuales fomenta la autoestima y equidad en el aula. Debe incluirse a los alumnos que tienen dificultades y no solo a los más sobresalientes.
  • Explicar con paciencia y seguir en constante aprendizaje. Repetir el mensaje, establecer preguntas, reforzar y sugerir, graduar la información, hacer ajustes en las actividades cuando sea necesario (por ejemplo, en niños con dislexia) y estar atento. 
  • Trabajar en equipo. Hablar con el resto de profesores, jefe de estudio, director, y familiares para reforzar el progreso de los alumnos.

 

Además, se debe trabajar las siguientes habilidades: 

  • Ser empático.
  • Mostrar respeto hacia las opiniones discrepantes. 
  • Tener paciencia. 
  • Dar esperanza. 
  • Evitar mentir. 
  • No hacer juicios de valor.
  • Tener confianza en los demás.
  • Saber delegar responsabilidades.
  • Anticiparse a las necesidades de cualquier grupo. 

 

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¿Cómo se comunica un líder?

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Siempre tiene que haber congruencia entre la comunicación verbal y no verbal. Lo que se dice y se expresa con palabras es muy importante, pero un buen líder de una organización educativa sabe comunicar y reforzar su mensaje con su mirada y gestos. Algunos ejemplos positivos de lenguaje no verbal son:

  • Mirar a los ojos.
  • Hacer barridos visuales para observar a todos.
  • Asentir con movimientos de cejas.
  • Tener ojos expresivos.
  • Cuidar el movimiento de las manos y otros gestos.

 

Por el contrario, hay una serie de conductas no verbales negativas que el líder educativo debe evitar como: 

  • Vestir inadecuadamente.
  • Tener una expresión facial de desagrado.
  • Sonreír de forma excesiva.
  • Mostrar aburrimiento.
  • Bostezar.
  • Encogerse. 

 

Además, a la hora de comunicar no se debe hablar en tono depresivo, hacer quejas constantes o tener una actitud pesimista o defensiva. 

Por último, el buen educador se distingue por las siguientes actitudes cuando lidera un grupo:

  • Ordena las intervenciones.
  • Concede la palabra por turnos.
  • Deja que todos puedan intervenir y hablar.
  • Presta atención por igual.
  • Deja expresarse con libertad.
  • Se mantiene neutral antes las distintas opiniones y criterios.

 

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Conclusión 

Ser un líder en una organización educativa implica algo más que transmitir conocimientos. 

Es fundamental desarrollar competencias emocionales y de liderazgo que permitan gestionar de manera efectiva tanto el aula como las relaciones interpersonales. 

La primera impresión, la inteligencia emocional y una comunicación congruente son claves para fomentar un ambiente de aprendizaje positivo. Al seguir estas pautas, los educadores pueden inspirar y guiar a las futuras generaciones, cumpliendo con la misión transformadora de la educación.

Te invitamos a disfrutar del webinar “Cómo dirigir organizaciones educativas, dictado por Juan Antonio Planas Domingo y organizado por el instituto Raimon Gaja.

Revisado y aprobado por Raimon Gaja, psicólogo clínico, fundador y director de iRG.
Escrito por Yariangela Monzón

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