Raquel Ballesteros: “En el Diplomado de Terapias de 3 Generación fomentamos la exploración desde la vivencia”

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Raquel Ballesteros es psicóloga, con más de 18 años de experiencia en consulta privada. Está especializada en terapias de tercera generación, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), el Mindfulness y la Terapia Corporal Integrativa. Es docente en el Máster de Psicología Clínica y de la Salud de iRG y autora de los libros Tu emoción tiene razón y ¡Camarero, este café está frío! Imparte talleres sobre gestión emocional y relaciones conscientes, y dirige el proyecto “Viñetas para vivir”, centrado en habilidades emocionales desde una mirada integradora.

Hoy hablamos con ella sobre el Diplomado en Evaluación e Intervención desde las Terapias de Tercera Generación, que se está llevando a cabo en el Campus Internacional de Verano de iRG, donde ella imparte clases.

 

1.  ¿Qué necesidades clínicas o vacíos crees que han venido a cubrirlas terapias 3G que explicarían el gran interés que despiertan?

Las terapias de 3.ª generación surgen en respuesta a ciertas limitaciones de las terapias tradicionales, como, por ejemplo, la TCC, y vienen a cambiar el sentido de la enfermedad, basándose más en el contexto y quitando responsabilidad individual a la persona. No se centran tanto en modificar los síntomas o cambiar los pensamientos, como en la relación que la persona tiene con su realidad interna y externa. Además, trabajan mucho más desde la parte corporal, desde una parte más metafórica, y vienen a resumir aspectos de la terapia psicodinámica y la terapia humanista de una manera bastante práctica y basada en el presente.

 

2. ¿Qué destacarías del enfoque pedagógico de IRG aplicado a este diplomado que lo hace especialmente eficaz y transformador?

Yo destacaría que los docentes, al menos en mi caso como docente, intentamos aplicar los principios de las terapias de tercera generación. Esto significa que quienes acompañamos o facilitamos el aprendizaje nos colocamos al mismo nivel que los alumnos. Aunque podamos tener experiencia y compartir nuestra práctica profesional, e incluso inspirar con nuestro recorrido, buscamos mantener una actitud humilde, poniéndonos como ejemplo y mostrando cómo integramos las herramientas en nuestra propia vida.

Fomentamos mucho el debate, el ensayo personal de las herramientas, y la exploración desde la vivencia. Esa es, justamente, la diferencia con un enfoque más académico o formal, donde muchas veces solo se usa PowerPoint y no se genera esta implicación personal y reflexiva.

 

3. Cómo se implican los alumnos emocionalmente en los contenidos clínicos y terapéuticos?

Los alumnos están sumamente implicados. Estoy viendo mucha participación y, además, como es un grupo grande, hay personas que pueden aportar información sobre sus propias especialidades. Por ejemplo, en la clase de ayer salieron un par de personas que tienen experiencia en TEA. Hicimos una sesión de depresión y pudieron aportar cómo es la depresión en personas con TEA, y cuándo considerarla una forma clínica o simplemente un embotamiento emocional consecuencia de la condición del TEA.

 


Los alumnos están sumamente implicados y, al ser un grupo grande, hay personas que aportan información sobre sus propias especialidades


 

4. ¿Cómo son tus clases presenciales? ¿Qué vivencias destacas?

Mis clases presenciales dependen de la duración. Cuando son clases cortas, tenemos que condensar mucho la información. Mi manera de trabajar es muy dinámica. Aunque tengamos un texto, vamos haciendo mucho debate, se convierte en una clase bastante filosófica, de hecho ha dado pie a muchas reflexiones y aportaciones muy interesantes de los alumnos y alumnas. También hacemos dinámicas y ponemos ejemplos prácticos.

 

 

5. Cuando propones ejercicios corporales o de mindfulness, ¿cómo suelen reaccionar los participantes al principio y cómo evolucionan?

Cuando venimos de hacer algo más académico, introducir un ejercicio vivencial requiere una gradualidad. Yo trato de hacerlo muy flexible, para que las personas participen o no, y para que avancen hasta donde deseen: si quieren cerrar los ojos, o visualizar, o estar con los ojos abiertos y escuchar la dinámica para luego practicarla en su propia casa también lo pueden hacer.

 

6. ¿Qué ventajas aporta tu propia experiencia clínica a la hora de elegir los casos y prácticas que se trabajan?

Intento que sean bastante variados y que puedan dar respuesta a diferentes dificultades emocionales. Busco casos que tengan un poco de riqueza, variedad, que sean de diferentes nacionalidades, edades, etc.

 

7. ¿Qué técnicas desarrollan los alumnos durante el programa, y cómo les ayudan a mejorar su eficacia terapéutica?

Hacemos mucho debate, mucha práctica de casos, mucho role playing…, para que los alumnos y alumnas puedan poner en práctica el trabajo terapéutico y cómo se enfrentarían a los diferentes casos.

 

8. Al finalizar, ¿qué se llevan los alumnos en términos de competencias concretas y cambios personales?

Justamente el otro día hablábamos en clase sobre el equilibrio necesario entre dos aspectos: por un lado, tener una mirada profesional, en la que yo soy la persona terapeuta que sostiene, que acompaña, que puede ofrecer claridad y dirección (porque es importante que quien viene a consulta sienta que tiene a alguien que le acompaña y que sabe lo que hace); y por otro, desarrollar una actitud de humildad, flexibilidad y, algo que trabajamos mucho, una mirada abierta hacia el paciente, donde la terapia se construya de forma compartida. Evitamos las hipótesis rígidas e inflexibles que impiden que la persona se sienta comprendida.

Entonces, en términos de competencias y cambios personales, lo que buscamos es que los alumnos y alumnas logren ese equilibrio: ser una fuente de inspiración y guía para sus pacientes, pero también alguien que camina a su lado, sin etiquetar, sin juzgar, y sin dirigir en exceso. El objetivo es que la persona pueda encontrar sus propias respuestas, desde un acompañamiento respetuoso y empático.

 


Evitamos las hipótesis rígidas e inflexibles que impiden que la persona se sienta comprendida


 

9. ¿Podrías compartir alguna situación memorable que haya surgido en clase y que ilustre el aprendizaje vivencial que buscáis?

Habría muchas cosas que destacar, pero, por ejemplo, ayer hacíamos un ejercicio vivencial donde trabajábamos la defusión desde la Terapia de Aceptación y Compromiso y salió una alumna a hacer de paciente y yo de sus pensamientos. Yo iba dando vueltas a su alrededor y la propia alumna comentó que pudo vivir en sí misma cómo sus pensamientos dejaban de tener la misma fuerza. Fue un ejercicio divertido y también interesante para el resto de compañeros y compañeras que estaban mirándolo, y, básicamente es eso, buscamos que a través de su propia vivencia puedan experimentar lo que experimentan los y las pacientes.

Revisado y aprobado por Raimon Gaja, psicólogo clínico, fundador y director de iRG.
Escrito por M.ª José Mateo

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