Entrevista a la psicóloga clínica valenciana Elena Baixauli

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Hablamos con Elena Baixauli, una psicóloga clínica valenciana muy allegada a iRG, para que comparta con nosotros su experiencia y perspectiva profesional sobre cómo ha enfrentado la crisis generada por la DANA desde su doble rol de ciudadana afectada y profesional de la salud mental.  A través de sus palabras, conoceremos los pasos que siguen los psicólogos para ayudar a la población a lidiar con el trauma y la labor encomiable que ejercen.

 

Elena, ¿cómo vives la DANA desde tu doble vertiente de valenciana y psicóloga?

Como valenciana he sentido todo un aluvión de emociones, desde la incredulidad de no entender qué estaba pasando, hasta ir poco a poco siendo consciente de la magnitud del problema.

He vivido la sensación de impotencia, de ansiedad, de querer ayudar y no saber cómo, sobre todo los primeros días; había la necesidad de buscar botas, palas, lo que fuera para salir y ayudar.

También he vivido las dificultades para dormir, las pesadillas relacionadas con el agua, y he tenido que hacer ese primer trabajo de intervención conmigo misma, porque, como psicóloga, soy consciente de que para poder ayudar a los demás, primero tenemos que ayudarnos a nosotros mismos.

 


He tenido que mediar con mis propias emociones para ser consciente de en qué medida podía ayudar, y llegué a la conclusión de que la mejor manera de hacerlo era ofreciéndome como voluntaria para ayuda psicológica


 

¿Cómo se organiza la intervención de los psicólogos en este tipo de emergencias?

El psicólogo de emergencia es el primero en intervenir.

Por una parte, ayudamos a los miembros de seguridad, policía, guardia civil, guardia urbana, ejército, personal de la Cruz Roja, protección civil, miembros del Samur, es decir, a cualquier miembro de los servicios de emergencias que esté durante tantas horas sometido a un gran estrés. Ayudamos a los compañeros a que puedan ventilar las emociones, porque llega un momento en que, debido a la falta de descanso y al estrés que viven, colapsan emocionalmente y necesitan de esta ayuda.

Por otra parte, se actúa sobre la población, ayudando con una intervención temprana a paliar un poco los efectos del estrés postraumático.

 


La intervención en crisis es algo puntual. Es una ayuda, no una terapia propiamente dicha


 

¿En qué consiste la intervención del psicólogo?

El psicólogo se presenta y pregunta a la persona si quiere ser atendida, porque a veces no siente que lo necesite. El profesional puede creer que sí y la persona que no.

A partir de ahí, se le brinda la ayuda: se le escucha durante unos 10 o 20 minutos, con una escucha activa y utilizando herramientas como el reflejo y la paráfrasis.

 


Durante la intervención de emergencia intentamos no tocar a la persona, salvo que esta nos indique de alguna manera que necesita ese contacto para ventilar sus emociones


 

El siguiente paso es la ventilación emocional, que dura aproximadamente 10 minutos. Para ello vamos a utilizar técnicas de respiración.

Invitamos a la persona a que, de forma voluntaria, respire con nosotros, para que conozca la técnica de respiración profunda diafragmática de 4 pasos.

Posteriormente, le preguntamos por sus necesidades e intentamos proporcionarle la información que requiere.

Finalmente, le orientamos para que hable con los familiares, reciba apoyo social y acuda a los profesionales que necesite si aparece ansiedad o cualquier otro síntoma que se manifieste de forma negativa.

Esta sería la primera fase que se brinda en emergencias, después ya se entraríamos en la fase de acompañar a las familias en el duelo.

 

¿Cómo afrontan los familiares el duelo?

En todos los procesos de duelo se pasa por cuatro etapas.

Primero aparece la negación: al familiar le cuesta mucho entender que la otra persona se haya marchado.

A continuación, surge la rabia de no haber podido hacer nada para ayudarla.

Después llega la tristeza y el desánimo, cuando uno va siendo consciente de que no vamos a volver a ver más a esa persona. En casos de emergencia como la que hemos vivido con la DANA, puede aparecer también la culpabilidad: muchas personas piensan «¿Por qué se ha ido él y no yo?», y se sienten mal, porque ellas están vivas mientras otros familiares y seres queridos han fallecido. En estos casos, los psicólogos debemos trabajar para librarles de la culpabilidad que pueden llegar a sentir.

Y por último llega la fase de aceptación de la pérdida de la persona.

Pero en el caso de una catástrofe tan grande como la Dana hay que hacer más:

 


Tenemos que hacer funerales, homenajes, despedidas colectivas, recordar a las personas que no están y cada cierto tiempo traerlos a nuestro recuerdo, porque todas estas acciones nos van a ayudar a transitar el dolor y aceptar un poco más la pérdida


 

Y una vez pasada la fase de emergencia, ¿qué viene?

Entramos en una fase de apoyo psicosocial.

Las personas sienten un gran cansancio por el estrés. Puede aparecer un estrés postraumático, pesadillas, flashback, imágenes recurrentes, hipervigilancia, ansiedad… Pueden mostrar sentimientos de depresión, problemas de ansiedad, fobias: por ejemplo, ya hay personas que manifiestan miedo a la lluvia. En estos casos debemos intervenir sobre los síntomas.

También debemos avisar a las personas de que es normal en este tipo de situaciones que aparezcan problemas de insomnio, ansiedad, irritabilidad, desánimo y cansancio, no solo físico, sino también mental.

 


Debemos ir explicando a la población qué es lo normal, lo esperable, lo que nos va a pasar a partir de ahora y conforme vayan pasando los días. También debemos animarlos a que pidan ayuda psicológica o psiquiátrica si fuese necesario


 

En cuanto a los profesionales, tener un diario para expresar lo que estamos sintiendo en cada momento es una forma de ventilar emociones y de poderlas gestionar mejor.

 

¿Crees que se necesitará un apoyo psicológico a largo plazo para que la comunidad pueda recuperarse de lo sufrido?

Nos esperan días duros, meses, incluso años, donde va a ser necesaria la intervención del psicólogo, no solo como intervención en crisis, en duelo o en trastornos psicopatológicos, sino porque estas catástrofes influyen muchísimo en nuestra salud mental y eso va a requerir que a medio-largo plazo en la Comunidad Valenciana tengamos que crear un plan de intervención bien coordinado, bien trabajado, para ir introduciendo progresivamente en la Sanidad Pública más psiquiatras y psicólogos, tanto en infantil como en adultos, que puedan dar cobertura a las necesidades de salud mental que se van a ver seriamente afectadas por la catástrofe de la DANA y por el impacto que está suponiendo sobre la población.

Poco a poco también tendremos que hacer restricción de noticias sobre la Dana, dejar de verlas, porque afectan negativamente a la colectividad, a todos nosotros, e ir haciendo crecer el plan de intervención a medio y largo plazo para crear más recursos que ayuden a mejorar la salud de las personas, también con la participación de trabajadores sociales, educadores sociales y enfermeras especializadas en salud mental, porque son necesarios.

 


Vamos a necesitar un plan de intervención bien coordinado para dar cobertura a las necesidades de salud mental que se van a ver seriamente afectadas por la catástrofe de la DANA


 

Revisado y aprobado por Raimon Gaja, psicólogo clínico, fundador y director de iRG.
Escrito por M.ª José Mateo

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