La Unesco estima que uno de cada tres adolescentes en el mundo sufre acoso escolar, dato que refleja la seriedad de la situación. El bullying afecta el equilibrio emocional, la concentración y el rendimiento de los niños y adolescentes que lo padecen. De igual manera, los acosadores pueden manifestar signos de falta de atención u otro tipo de situación que requiere cuidado a tiempo. En este artículo exploramos nociones sobre el acoso escolar, como herramienta invaluable para que, a través de su conocimiento y dominio, se pueda detener dicha conducta y trabajar en su prevención.
¿Qué significa bullying o acoso escolar?
El acoso escolar o bullying (por su término en inglés) es una forma de violencia contra la infancia, definida como la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro, al que selecciona como víctima de ataques continuos.
La Unesco refiere que puede tener lugar “dentro o fuera de las aulas, en los alrededores de las escuelas, en el camino hacia o desde la escuela, así como en línea y otros entornos digitales”.
El bullying, también llamado maltrato entre iguales, tiene repercusiones negativas en el bienestar, el desarrollo y el ejercicio de los derechos de la víctima.
De acuerdo al psicólogo sueco-noruego Dan Olweus, primero en iniciar una investigación sobre intimidación sistemática en el mundo (durante los años setenta); el acoso escolar puede identificarse, a través de tres características:
- Intencionalidad: son hechos voluntarios y planeados con el propósito de agredir a otro o generar daño.
- Persistencia en el tiempo: son hechos que se repiten y se extienden en el tiempo.
- Abuso de poder: se presenta un desequilibrio y disparidad de fuerzas entre el abusador o abusadores y la víctima.
Los principales roles que emergen en situaciones de acoso son tres:
- El agresor o agresora que provoca el acoso.
- La víctima que experimenta el maltrato y está indefensa.
- Los espectadores y/o espectadoras: son compañeros que saben del maltrato, lo contemplan y callan, pero usualmente no hacen nada.
La conducta puede ocurrir no sólo entre estudiantes, sino por parte de docentes contra estudiantes o de estudiantes contra docentes y manifestarse de diferentes maneras: insultos, golpes, amenazas, exclusión, difamación, robos y chantaje, entre otros; que causan sentimientos de sumisión, vulnerabilidad e inferioridad en la víctima.
¿Cuáles son los tipos de bullying más frecuentes?
Existen cinco tipos de acoso escolar más frecuentes:
• Físico: el agresor puede llevar a cabo ataques físicos, directos o indirectos, sobre el cuerpo o pertenencias de la víctima. Las agresiones físicas directas, como golpes, empujones o patadas, preceden a ataques psicológicos en fases previas del bullying y las indirectas pueden ser, por ejemplo: esconder, romper y/o robar objetos del acosado o acosada.
• Gestual: el agresor se vale del uso de expresiones o gestos para intimidar y causar miedo a la víctima.
• Social: el agresor o los agresores provocan la exclusión o el rechazo de la víctima, por parte del grupo de iguales, generando la disminución de su autoestima y dificultando su integración y participación en las actividades escolares o extraescolares, lo que impide que pida ayuda.
• Amenazas: consiste en obligar a la víctima a hacer cosas contra su voluntad, mediante acciones que le generan miedo, angustia, inseguridad, baja autoestima o aislamiento, como chantajes, rumores, manipulación o intimidación; lo que disminuye las posibilidades de hablar con otros (padres o docentes), para poner fin al problema.
• Humillación: consiste en el uso de palabras ofensivas, insultos, amenazas, burlas, motes ofensivos o comentarios discriminatorios sobre la apariencia, la orientación sexual, la etnia, la raza, las dificultades escolares o la discapacidad de la víctima.
El medio por el que puede hacerse efectivo el acoso puede ser presencial o virtual. En este último caso, se hace referencia al cyberbullying o ciberacoso que se produce, a través de Internet o las redes sociales, mediante la publicación, difusión o envío de contenidos que dañan la imagen, la reputación o la privacidad de la víctima: fotos, vídeos, mensajes o informaciones falsas o comprometedoras.
Estos tipos de acoso escolar pueden darse de forma aislada o combinada, y pueden tener consecuencias graves para el desarrollo físico, emocional y social de la víctima. Por eso es importante prevenirlos e intervenir ante ellos lo antes posible.
¿Cómo prevenir el bullying?
Los adultos, especialmente los padres y el personal educativo, tienen un papel fundamental en la prevención del acoso y pueden adoptar algunas medidas para evitar dicha conducta:
- Enseñar a los niños a respetar las diferencias como fuente de riqueza, fomentando el respeto, la tolerancia, la cooperación y la empatía.
- Ayudar a los más pequeños a comprender el acoso escolar y enseñarles que es una conducta inaceptable. Es importante explicarles qué es el bullying y cómo se debe enfrentar de forma segura, así como garantizar que los niños conozcan la manera de recibir ayuda, en caso de ser necesario.
- Mantener comunicación constante con los infantes, desarrollando la capacidad de escuchar. Es esencial conocer sus amistades, entender lo que les preocupa o inquieta y preguntar de forma regular sobre la escuela.
- Motivar a los niños a realizar aquellas actividades que aman. Las aficiones o pasatiempos especiales son capaces de incentivar la confianza, ayudarlos a relacionarse y hacer amistades y escudarlos de situaciones de bullying.
- Dar a los más pequeños el ejemplo de cómo se debe tratar a otros con respeto y amabilidad, pues los niños aprenden más y mejor por imitación, copiando a aquellos que están a su alrededor.
La detención y la prevención del acoso escolar o bullying requieren un cambio cultural que involucre a padres, representantes, directivas, docentes, personal administrativo y estudiantes, es decir, a todos los actores del sistema educativo, bajo una actuación responsable y solidaria que permita crear una cultura de paz y respeto en el hogar, en la escuela y en la sociedad, en la que se valore la diferencia y se rechace cualquier forma de discriminación o exclusión.
Bibliografía:
Crespo, Y. (2019). El acoso escolar: bullying. Tareas, volumen (162), pp. 127-140.
Del Rey R, & Ortega R. (2007, Abril). Violencia escolar: claves para comprenderla y afrontarla.
Unesco, (2023). Entornos de aprendizaje seguros: Prevención y tratamiento de la violencia en la escuela y sus alrededores.
Viscardi, N. (2011). Programa contra el acoso escolar en Finlandia: un instrumento de prevención que valora el respeto y la dignidad. Construção psicopedagógica, volumen (19).