La salud afectiva y sexual es un derecho humano universal y está vinculada directamente a la calidad de vida. El entorno clínico debe garantizar este derecho, independientemente de las características o condiciones de salud de cada persona.
En este artículo, brindamos a los psicólogos, neuropsicólogos y otros profesionales sanitarios, una metodología de intervención para apoyar el cuidado de la salud afectivo-sexual en personas con daño cerebral adquirido (DCA) y diversidad funcional.
La salud afectivo-sexual es un derecho humano universal y está vinculada directamente a la calidad de vida
Un enfoque global para cultivar el disfrute de la sexualidad
Las personas con daño cerebral, así como aquellas con diversidad funcional, tienen las mismas necesidades, ilusiones y deseos en el ámbito afectivo-sexual que cualquier otro ser humano, no obstante, suelen presentar más limitaciones personales y sociales para desarrollarlas.
El abordaje y la búsqueda de respuestas a estos anhelos fue mi principal motivación para llevar a cabo un proyecto sobre el tema.
En el año 2012, inicié un estudio centrado en la introducción de la afectividad y la dimensión sexual, como parte de una atención neuropsicológica holística e integral, en pacientes tras sufrir daño cerebral adquirido o con diversidad funcional.
Durante año y medio, una vez por semana, trabajé con cuatro grupos terapéuticos, con un total de 22 participantes que habían sufrido una lesión cerebral
El trabajo se resume en la guía clínica “Aprendiendo a disfrutar: sexualidad y diversidad funcional”, compuesta por 5 bloques: sexualidad, autoconcepto, roles de género, salud sexual y ciclos de la vida sexual, cada uno con una serie de actividades prácticas.
Se trata de una intervención específica y concreta, a partir de la cual se pueden desarrollar sesiones individualizadas o talleres grupales, en los diferentes contextos de atención a las personas tras sufrir una lesión en el cerebro u otro tipo de diversidad funcional.
Intervención individual: reconstrucción de la nueva identidad
Los grandes bloques de evaluación neuropsicológica abarca el nivel cognitivo, conductual, funcional y de conciencia, sin embargo, para un enfoque global sumamos un criterio basado en el modelo biográfico previo, es decir, el modelo de vivencia del paciente respecto a la sexualidad consigo mismo (a través del cuerpo, las emociones, las prácticas eróticas) o con otras personas. Precisando, además, la aparición de cambios en este sentido.
Con este conocimiento y el valor que le otorga cada paciente a la sexualidad, ofrecemos un entorno de oportunidades para hablar de ello a través de un proceso de educación
Psicoeducación en positivo
Esta estrategia terapéutica nos ayuda a brindar información a las personas protagonistas y su entorno, sobre algunos conceptos generales, relacionados con la sexualidad, con el propósito de ampliar su conocimiento al respecto y así poder comprender y afrontar, con mayor facilidad, los cambios en la dimensión sexual tras lesión cerebral.
Por ejemplo, es crucial que aprendan a diferenciar la parte biológica (la sexuación), la parte psicológica o subjetiva (la sexualidad) y la parte social o relacional (la erótica).
La información y el acompañamiento del paciente es crucial para que pueda abrirse, en el caso de presentar cambios en el ámbito biológico, fisiológico o erótico
Todo ello, potenciando un modelo abierto de sexualidad que no es exclusivamente genital, ni coital.
Cuando hay una lesión o unas circunstancias de salud que cambian, no siempre tienen que darse las fases que habitualmente conocemos en un encuentro sexual
Intervención terapéutica
Las personas con la afectación y sus familiares, como seres sexuados que son, reciben nuestro acompañamiento desde un modelo amplio de la sexualidad que fomenta la autoestima, el autoconcepto y la satisfacción, trabajando los siguientes aspectos:
- Reconstrucción de la nueva identidad
Acompañamos al paciente a identificarse con la persona que es tras el daño cerebral y a potenciar la reconstrucción de su nueva identidad, sin dejar a un lado la sexualidad.
No hay por qué renunciar a estar satisfechos y tener calidad de vida, a través de dar y recibir placer mediante las emociones y los cuerpos, independientemente de las condiciones motoras, cognitivas, o conductuales
- Ajuste de nuevas relaciones
Brindamos apoyo a la persona protagonista en el proceso de decidir si va a volver a vincularse con las relaciones afectivo-sexuales que había seleccionado previamente al daño cerebral, o si, por el contrario, se va a separar de estas relaciones, pues las decidió en circunstancias muy diferentes a las que tiene en el presente.
Debemos promover el desarrollo de vínculos sanos y satisfactorios
- Redescubrir respuestas corporales
Es esencial que la persona con la afectación vuelva a conectar con su cuerpo, para redescubrir qué sensaciones le son placenteras y cuáles no, con los cinco sentidos, desde la cabeza hasta los pies.
Tras un DCA, las prácticas agradables pueden ser totalmente diferentes a las que resultaban placenteras antes de la lesión, pues hay cambios a nivel de propiocepción, sensibilidad, receptividad, condicionamiento y percepción de la identidad
- Comunicación de necesidades para satisfacción
El paciente debe potenciar una comunicación asertiva, primero hacia sí mismo, conociendo lo que realmente le gusta y lo que no, para luego poder aceptarlo y, en un tercer paso, volver a conseguir la satisfacción, aunque sea por otra vía, por otro medio y con otras partes del cuerpo u otras maneras de relacionarse consigo mismo.
Luego, el trabajo se dirige hacia el entorno. ¿Cómo? Aprendiendo a ejercer el derecho a la autonomía, es decir, a decidir respecto a su propia satisfacción sexual, qué tipo de manifestaciones eróticas, a partir y después del daño cerebral, va a tener y cuáles va a rechazar, así como comunicarlo al entorno.
Los talleres para reconectar con el cuerpo y con las emociones, a nivel individual y a nivel grupal, son muy útiles
- Selección individualizada de otros recursos terapéuticos
Otro de los puntos de la intervención es la introducción de juguetes sexuales como recurso terapéutico.
Brindamos apoyo al paciente para que conozca e identifique qué es lo que echa de menos y decida si un juguete sexual le puede acompañar, tanto en la parte cognitiva, relacionada con el placer, como en la parte corporal y de recepción de sensaciones placenteras.
El propósito es que el paciente vuelva a conectar con sensaciones de tipo sensorial o potenciar la creatividad o el traslado al mundo de las fantasías, sobre todo en personas que después del daño cerebral no están vinculadas al deseo, ni a las satisfacciones de placer.
En este proceso, trabajamos desde un enfoque respetuoso y personalizado, ayudando al paciente a explorar nuevas formas de experimentar placer, reconstruir su identidad erótica y fomentar una relación positiva con su cuerpo
Aspectos que pueden limitar la rehabilitación neuropsicológica
Existen una serie de aspectos relacionados con las consecuencias del daño cerebral en sí y que también pueden limitar la salud sexual de los pacientes y deben ser considerados en el momento de la terapia individual:
- Uso de psicofarmacología. Un alto porcentaje de las personas a las que acompañamos, utilizan medicamentos que con frecuencia les ayudan en su situación de falta de salud, pero pueden tener efectos secundarios en la recepción de placer o también a nivel cognitivo, como cambios en el pensamiento, en la creatividad, a nivel fisiológico, en el funcionamiento genital o, incluso, cambios en la imagen corporal (aumento o pérdida de peso).
- Incontinencia y/o uso de sondas. El daño cerebral habitualmente produce problemas en el control de la micción y la necesidad de utilizar sondas urinarias, lo que a nivel de la sexualidad puede originar falta de control, falta de deseo o imposibilidad de sentirse atractivos en una manifestación erótica.
- Nueva imagen corporal o nuevo rol en la pareja. Son cambios impuestos por la propia situación de salud y no son deseados.
- Disfunción en el sistema endocrino. El 42% de las personas que han sufrido un daño cerebral adquirido tienen alguna disfunción en el sistema endocrino. La glándula pituitaria y el hipotálamo son las dos estructuras cerebrales encargadas de segregar las hormonas que provocan, precisamente, comportamientos sexuales, por lo que podrían verse afectadas. Por ello, un análisis hormonal puede ayudarnos a conocer cuál es la causa de esas alteraciones y hacia dónde tenemos que pedir ayuda, y delegar en los especialistas adecuados, como pueden ser los endocrinos o los ginecólogos.
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Intervención grupal: educación afectivo sexual
El trabajo en grupo es idóneo para crear un entorno favorable para las personas con lesión cerebral y resulta muy beneficioso en el momento de relacionarse y compartir con personas en situaciones similares, pues las experiencias y aprendizajes obtenidos se conservan a largo plazo, se consolidan y acompañan al paciente.
En el estudio, la intervención grupal consistió en talleres de educación afectivo-sexual, basados en una serie de ejercicios que podríamos llamar cognitivo- emocionales.
El objetivo fue ofrecer una educación sexual a aquellas personas que estuvieran interesadas y después consolidar, a nivel individual, todo lo aprendido en el taller grupal de educación afectivo-sexual
Sus resultados cualitativos nos ayudaron a situar a los participantes del estudio y sus familiares como personas sexuadas tras alteración neurológica o daño cerebral.
Conclusión
Desde la neuropsicología es posible hacer una aportación importante para incluir el cuidado de la salud sexual en personas con diversidad funcional o tras sufrir un daño cerebral adquirido.
Trabajar en la ampliación de los recursos y la implementación de este tipo de intervenciones puede garantizar la construcción de una sociedad más equitativa, en la que todos y todas podamos tener una plena salud sexual.
No te pierdas
Este artículo está basado en la Masterclass: “Afectividad y sexualidad tras un DCA o en personas con diversidad funcional. Aportación neuropsicológica” dictada por la neuropsicóloga Ainhoa Espinosa Luzarraga, dentro del Programa de Actividades del instituto Raimon Gaja (iRG). La ponente explica que la metodología también comprende el traslado de los objetivos a los documentos que habitualmente utilizan los neuropsicólogos y la inclusión del entorno en las pautas de intervención. Accede al contenido completo aquí:
Conoce a Ainhoa Espinosa Luzarraga
- Neuropsicóloga, 22 años de experiencia en el ámbito clínico y docente.
- Neuropsicóloga del Hospital Aita Menni de Bilbao, especializada en atención a centros de día para personas con daño cerebral adquirido.
- Autora de la guía clínica “Aprendiendo a disfrutar: Sexualidad y diversidad funcional”. Bubok Publishing
- Fundadora de la web neuropsicologiaysexualidad.com