Hoy, jueves 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental y, en este contexto, la Federación Mundial de la Salud Mental ha propuesto el lema “Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental”.
Y es que salud mental y el entorno laboral van de la mano. Más aún si consideramos que las personas pasamos más tiempo en el lugar de trabajo que en nuestro propio hogar.
En España, por ejemplo, la jornada laboral es de 40 horas semanales, lo que da un cómputo de 1 826 horas al año; de ahí la importancia de que todas y todos podamos trabajar en un clima sano y armónico que nos permita mantener el bienestar emocional.
Para conmemorar este día, en iRG vamos a reflexionar sobre los retos a los que nos enfrentamos actualmente los trabajadores y las trabajadoras en términos de bienestar emocional, y haremos hincapié en los profesionales de la educación y de la salud, por pertenecer a áreas capitales para iRG y porque son los dos colectivos con mayor riesgo de sufrir alteraciones en su salud emocional.
El trabajo, algo más que un medio de vida
El trabajo no solo es un medio de vida. También es una vía para alcanzar metas, fomentar el desarrollo interpersonal, ser útil a la comunidad y un factor crucial en la autoestima, identidad y bienestar general.
En este sentido, trabajar en un ambiente laboral sano, caracterizado por la seguridad, productividad, la comunicación fluida entre equipos de trabajo y la promoción del bienestar de los empleados, marca la diferencia. Cuando se produce este contexto favorable, se establece una relación ‘ganar-ganar’, en la que el trabajador le hace bien a la organización y, a su vez, la organización le hace bien al trabajador.
Sin embargo, cuando el entorno laboral no es bueno o cuando no se brindan las condiciones necesarias, el trabajo puede convertirse en una fuente de estrés y el estrés persistente e intenso aumenta el riesgo de sufrir trastornos en la salud mental como:
- Ansiedad o angustia emocional, que puede afectar la capacidad para tomar decisiones.
- Depresión, interfiere en la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida, y es la principal causa de disminución de la productividad, ausencia por enfermedad y retiro prematuro.
- Desgaste emocional o síndrome de burnout. Según la OMS, el burnout es un estrés crónico que se manifiesta como agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo y genera graves consecuencias: ansiedad, depresión, aislamiento social, abuso de fármacos, baja autoestima, desmotivación e insatisfacción laboral.
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Se estima que la depresión y la ansiedad causan la pérdida anual de 12 mil millones de días de trabajo en el mundo (OMS, 2024)
¿Cuáles son los factores que pueden mermar la salud mental?
“La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad” (OMS, 2022).
Entre los factores psicosociales que pueden conducir al estrés y afectar la salud mental del trabajador se pueden mencionar:
- Sobrecarga laboral o asignación insuficiente de labores.
- Falta de control sobre el trabajo, como la toma de decisiones.
- Exigencias contradictorias o falta de claridad en las funciones.
- Precariedad laboral: incertidumbre, inseguridad y falta de garantías en las condiciones de trabajo. Según el informe “Precariedad laboral y salud mental: conocimientos y políticas”, los trabajadores más precarios tienen un riesgo de sufrir trastornos de salud mental (ansiedad y depresión) 2,5 veces mayor que el resto de la población (Quintero y Álvarez, 2023).
- Mobbing o acoso laboral: se refiere a violencia psicológica, física o incluso sexual. Según la Unión de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores en Andalucía, en el año 2022, la tasa de acoso laboral en España se elevó a 15 %.
- Exclusión, explotación o brechas
- Entornos laborales deficientes: discriminación, desigualdad o inseguridad laboral.
Radiografía del estrés laboral
En algún momento del desempeño laboral es normal sentir que una situación nos puede sobrepasar y generar un poco de tensión, es el denominado ‘eutrés’, al que los especialistas consideran un estrés positivo, porque promueve la creatividad, la motivación y el rendimiento.
Sin embargo, cuando esa angustia se prolonga en el tiempo y es acompañada por frases como: “No estoy bien”, “Estoy agotado”, “No quiero hacer nada”, junto a otras señales de alerta: irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, desinterés y dificultad para relacionarse; es probable estar frente al distrés, un estrés negativo, en este caso, estrés relacionado con el trabajo (ERT).
La OMS define el estrés relacionado con el trabajo como un grupo de reacciones emocionales, psicológicas, cognitivas y conductuales, ante exigencias profesionales que sobrepasan los conocimientos y las habilidades de las y los trabajadores para desempeñarse de forma óptima
El estrés laboral es un rasgo distintivo de la sociedad contemporánea, ante el ritmo de vida frenético y las exigencias del entorno que, cada día, demanda mayor profesionalización y competitividad. Su influencia no se limita al ámbito laboral, sino que se extiende al contexto personal, familiar y social, originando la saturación física y/o mental del trabajador.
El desgaste en docentes y profesionales sanitarios
Cualquier trabajador, sin importar la categoría o profesión, puede estar en riesgo de sufrir un menoscabo en su salud mental, pero los docentes y profesionales sanitarios se encuentran entre los sectores más afectados debido a la naturaleza de su labor, basada en brindar ayuda y estar en permanente interacción social.
Según un informe del defensor del profesor (curso 2022/2023), el 74% de los educadores que consultan al Servicio de Atención de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza lo hicieron en busca de apoyo psicológico, principalmente por ansiedad (80%), depresión (13%) y por situación de baja laboral (16%).
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En cuanto a los profesionales sanitarios, la realidad no es muy diferente. Algunos estudios señalan que la continua exposición de los trabajadores del sector a factores laborales estresantes, como exceso de trabajo, prolongadas jornadas laborales y actividades muy complicadas y/o demandantes, aumenta su predisposición a sufrir el síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado, con el deterioro que implica para el equilibrio mental.
El burnout se reconoce como un problema grave entre el personal de salud que podría estar afectando a más de 50 % de estos trabajadores; con mayor frecuencia al personal de servicios de urgencias (más del 60 %), a los trabajadores de enfermería y a los médicos (Olivares et al., 2022)
Medidas frente a los problemas de salud mental en el trabajo
El estrés laboral y los trastornos de salud mental, más allá de abordarse de forma individual, se tratan como un problema colectivo, porque puede afectar a todos los trabajadores, independientemente de su profesión o categoría. Además, tiene un impacto negativo no sólo en la salud de los empleados, sino también en la organización y en la economía.
Recomendaciones para el equipo directivo
Las orientaciones de la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se enfocan en los equipos directivos para que garanticen las siguientes prácticas en sus instituciones:
- Prevenir la exposición a riesgos psicosociales en el trabajo. Evaluar, analizar y modificar con regularidad las condiciones y entornos de trabajo, para eliminar los riesgos sobre la salud mental en las instituciones.
- Proteger y promover la salud mental y el bienestar, con tres intervenciones:
- Capacitar a los supervisores en el tema de la salud mental y promover el desarrollo de competencias interpersonales (escucha activa y comunicación abierta).
- Sensibilizar a los trabajadores en cuanto a la salud mental para disminuir la estigmatización de los trastornos mentales en el trabajo.
- Promover el desarrollo de aptitudes que permitan a los trabajadores gestionar el estrés: intervenciones psicosociales y actividades físicas recreativas.
- Apoyar a las personas con problemas de salud mental para continuar en su trabajo, con tres intervenciones:
- Adaptar los entornos de trabajo a sus necesidades y capacidades: horarios flexibles, tiempo para asistir a citas médicas, tiempo adicional para concluir las tareas, etc.
- En la reincorporación al trabajo, combinar la atención del trabajador a sus funciones, con la atención médica necesaria.
- Fomentar las iniciativas de empleo con apoyo.
Recomendaciones para el empleado
Asimismo, existen algunas recomendaciones para cuidar el bienestar emocional en el trabajo:
- Establecer límites y prioridades. Ser asertivo y expresar lo que se siente, a la persona adecuada, en el momento y contexto oportuno y de una forma respetuosa, es un gran alivio y evita situaciones incómodas.
- Establecer buenas relaciones con los compañeros de trabajo.
- Buscar apoyo emocional, acudiendo al especialista.
- Promover la desconexión digital y establecer límites claros para la culminación de la jornada laboral. Sobre todo, en la modalidad home office.
- Tener pasatiempos o hobbies que no tenga relación alguna con el desempeño profesional.
Conclusión
La salud mental de todos los trabajadores y, en especial, de los docentes y profesionales de la salud es un pilar fundamental para el desarrollo de sociedades resilientes y bien formadas. Es esencial que las organizaciones promuevan un ambiente laboral que coloque la salud mental en el centro, con condiciones de trabajo dignas y un entorno libre de estigma y discriminación.
De la misma manera, cada persona debe trabajar, individual y personalmente, en la búsqueda de estrategias de gestión del estrés para alcanzar el bienestar emocional pese a las condiciones laborales del entorno.
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Bibliografía
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