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La adolescencia es el período de la vida que se desarrolla entre la niñez y la edad adulta. La Organización Mundial de la Salud considera que transcurre entre los 10 y los 19 años y que “es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales importantes para el bienestar mental” (OMS, 2021), como por ejemplo aprender a gestionar las emociones.
Las dificultades para controlar, expresar o comprender las emociones pueden llevar a los jóvenes a autolesionarse, una conducta cuya prevalencia es mayor, precisamente en la adolescencia, con énfasis entre los 11 y los 15 años.
En las últimas 3 décadas, los casos de autolesión se han multiplicado en todo el mundo
Se estima que, en adolescentes, la prevalencia alcanza un 17-18% (Ospina et al., 2019) y que la cifra continúa en alza, por lo que cada 1º de marzo se celebra el Día Mundial de la Concienciación sobre la Autolesión, una oportunidad para que las personas comprendan dicha conducta y disminuyan los casos.
En este contexto se realiza el presente artículo con el propósito de comprender las autolesiones, identificar sus señales, conocer lo que hay detrás de ellas, el rol que deben desempeñar las familias y el abordaje terapéutico necesario.
¿Qué son las autolesiones?
Las autolesiones se refieren al daño deliberado y autoinfligido que una persona le produce a su propio cuerpo. El propósito de las autolesiones no es “llamar la atención”, sino solicitar ayuda.
También se conoce como autoagresión, automutilación, síndrome de cutting o autoabuso, sin embargo, el término autolesión no suicida (ANS) es el más utilizado en la actualidad, desde su inclusión, en el 2013, en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
La autolesión no suicida (ANS) es una conducta compleja y multifactorial, en la que el individuo no tiene como objeto provocarse la muerte, sino que suele ser una estrategia de regulación emocional patológica, es decir, una forma dañina de enfrentar los sentimientos y comunicar un malestar o una petición de apoyo.
Existen dos aspectos esenciales que explican el incremento progresivo en los últimos años de la prevalencia de autolesiones en adolescentes:
- El impacto del confinamiento y las restricciones de la pandemia por COVID-19 en los jóvenes, en una etapa de vida en la que el contacto social es esencial.
- El papel de las redes sociales en la normalización e, incluso, reforzamiento del comportamiento autolesivo, a través de la divulgación de juegos virtuales que estimulan estas prácticas mediante “retos online” o challenge para adolescentes que se viralizan y pueden tener un efecto de contagio en jóvenes vulnerables.
Las redes sociales divulgan juegos que estimulan prácticas autolesivas y que se viralizan entre la población adolescente
¿Cómo pueden manifestarse?
Las formas más comunes de ANS son:
- Cortarse, pincharse o rasparse con un objeto punzante.
- Golpearse a sí mismo o a cosas, morderse o darse cabezazos.
- Quemarse con cigarrillos, velas o fósforos.
- Marcarse en la piel palabras o símbolos.
- Perforar la piel con objetos afilados.
- Arrancarse el pelo.
- Insertar objetos debajo de la piel.
- Quebrarse huesos o provocarse moretones.
Los brazos, el pecho, las piernas y el abdomen son las zonas más frecuentes de autolesión. Pero cualquier área del cuerpo puede ser objeto de dicha conducta
Entre los signos que deben poner en alerta a la familia, médicos o educadores destacan:
- Vestir prendas de manga larga o pantalones, en épocas del año o situaciones en las que no se justifican.
- La pérdida súbita de peso.
- La aparición de tristeza o ansiedad.
¿Por qué se producen?
Portada del libro de la psicóloga Dolores Mosquera.
Las personas que se autolesionan carecen de recursos para regular las emociones (rabia, frustración, vergüenza, vacío, etc.) de una manera sana y funcional, por lo que recurren a este tipo de estrategias para reducir, gestionar o escapar de sus emociones y sentir “alivio” en el corto plazo.
Esta “mejoría” se puede explicar desde el punto de vista fisiológico. Cuando el cuerpo humano sufre alguna lesión, el cerebro comienza a liberar endorfinas, una sustancia química que actúa como analgésico natural para ayudar a aliviar el trauma. Esta veloz explosión de endorfinas puede generar una sensación calmante y aliviar el dolor emocional, convirtiéndolo en dolor físico, más fácil de gestionar.
¿Esta conducta remite?
Psico-sentidos y el proyecto mariposa.
La remisión de la ANS depende en gran medida de los factores subyacentes. Si las autolesiones están relacionadas con problemas emocionales, como la ansiedad o la depresión, abordar esas causas puede ser fundamental para la recuperación.
Asimismo, su gravedad y frecuencia pueden variar de una persona a otra. En ocasiones, algunos jóvenes experimentan episodios ocasionales y menos graves, mientras que en otros son recurrentes.
En un trabajo realizado por la Universidad de Madrid, específicamente por el Departamento de Psicología Clínica y de la Salud, se determinó que el 8% de los adolescentes europeos que se lesionan, lo hace de forma repetitiva (Díaz de Neira, 2014) y llegan a depender de las autolesiones para manejar los sentimientos que le causan dolor, reforzando la conducta y enfrentando una situación más crítica.
De cualquier manera, es crucial buscar ayuda profesional.
¿Qué se esconde tras la autolesión?
Más allá de la desregulación emocional en adolescentes, en muchos casos, la ANS es tan solo el signo visible de alguna situación más profunda.
El psicólogo y miembro de la Sociedad Española de Psicología Clínica, Miguel Guerrero detalla que “detrás de las autolesiones puede haber algún trastorno psicológico o una experiencia adversa, como acoso o abusos” (García, 2023).
Por ello, es importante valorar qué se esconde tras la autolesión. De forma usual, son situaciones relacionadas con:
- baja autoestima,
- altos niveles de impulsividad,
- depresión,
- ansiedad,
- tristeza,
- conflictos familiares,
- acoso o abusos sexuales, etc.
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Vídeo de la Sociedad Internacional de la Autolesión con testimonios de jóvenes que se autolesionan
También se asocian con otras alteraciones, como el trastorno límite de la personalidad, los trastornos de la conducta alimentaria y trastorno por uso de sustancias. Además, tienen una especial relación con la conducta suicida y constituyen un factor de riesgo, especialmente cuando se presentan episodios de autolesión de repetición.
Sin embargo, no todos los individuos que experimentan ANS tienen un trastorno mental identificable, “en un 20 % de adolescentes no se diagnostica ninguna enfermedad asociada y en ocasiones la conducta desaparece con el tiempo” (Saiz, 2022). Más sobre Cómo abordar los problemas de salud mental en la adolescencia.
¿Cuáles son los riesgos que conllevan?
Si bien las autolesiones no tienen una intención letal y el daño físico que causan suele ser leve, pueden generar otras complicaciones de salud como infecciones, hospitalizaciones o incluso la muerte accidental.
De igual manera, es importante señalar el enorme malestar psicológico y el gran sufrimiento en el paciente y su entorno que causan estas conductas. Y, según estudios, muchos casos pueden cronificarse.
Las autolesiones pueden generar otras complicaciones de salud como infecciones, hospitalizaciones e incluso muerte accidental
¿Qué hacer?
El miedo es el común denominador en las autolesiones, tanto en los jóvenes como en su entorno familiar; pero es necesario que la familia aprenda a manejar el pánico y la impotencia, pues la reacción de los progenitores juega un rol esencial en ayudar a los adolescentes en el proceso de recuperación.
Entre las recomendaciones están:
- Promover un diálogo abierto en el que la escucha sea activa, sin juicios ni reproches.
- Reconocer y comprender lo difícil que puede ser hablar sobre la conducta autolesiva. Es importante obviar los detalles y recurrir al diálogo.
- Demostrar disponibilidad emocional, seguridad y apoyo incondicional para que el joven sepa que cuenta con la familia.
- Evitar las amenazas y los ultimátum, pues no son efectivos, y pueden provocar aislamiento y comportamientos más desadaptativos.
- Es importante buscar ayuda profesional para que entienda por qué se autolesiona y guiarle en el manejo de las emociones.
- Mostrar una conducta positiva, transmitiendo al adolescente la capacidad para enfrentar el problema, con el apoyo de su familia y la ayuda profesional.
¿Cuál es el abordaje terapéutico?
No existe un tratamiento estandarizado para las autolesiones. La terapia cognitivo-conductual, la dialéctica conductual y la de regulación de las emociones son algunos tipos de psicoterapia que han demostrado tener efectividad en su manejo.
- Terapia cognitivo-conductual: ayuda al paciente a cambiar la manera de responder a sus pensamientos automáticos, desvinculando patrones negativos de pensamiento-comportamiento-estado de ánimo.
- Terapia dialéctica conductual: se enfoca en identificar e intentar modificar los patrones de pensamiento negativos y promover cambios positivos.
- Terapia de regulación de las emociones: ayuda a los pacientes a aceptar las emociones negativas como parte de la vida y, por lo tanto, a no responder a ellas de manera tan intensa e impulsiva.
Conclusión
Las autolesiones en adolescentes son un problema grave y creciente que requiere atención inmediata.
La educación e intervención temprana, el apoyo emocional, el tratamiento profesional, la enseñanza de estrategias de regulación de las emociones y una red de apoyo, son esenciales para ayudarlos a superar esta conducta y promover el bienestar mental en la adolescencia, extendiendo con ello su salud física y mental a la edad adulta, y garantizando una vida plena en el futuro.
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Bibliografía
Díaz de Neira, M. (2014). Características psicopatológicas, acontecimientos vitales estresantes y conductas autolesivas suicidas y no suicidas en adolescentes evaluados en salud mental. Universidad Autónoma de Madrid. https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/661735/diaz_de_neira_monica.pdf
García, L. (2023). Las autolesiones aumentan entre las adolescentes tras la pandemia. Málaga hoy. https://www.malagahoy.es/malaga/autolesiones-aumentan-adolescentes-pandemia_0_1843916534.html
Moutier, C. (2023). Autolesión no suicida (ALNS). Manual MSD. https://www.msdmanuals.com/es-ve/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/conducta-suicida-y-autoagresi%C3%B3n/autolesi%C3%B3n-no-suicida-alns
Organización Mundial de la Salud. (2021). Salud mental del adolescente. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health
Ospina Gutiérrez, M., Ulloa, M. y Ruiz, L. (2019). Autolesiones no suicidas en adolescentes: prevención y detección en la atención primaria. Medicina de familia. SEMERGEN, 45(8), 546-551. DOI: 10.1016/j.semerg.2019.02.010
Saíz, M., Alberdi, I., Serván, B. y Baena, R. (2022). Autolesión no suicida como entidad nosológica diferencial. Interpsiquis 2022. https://psiquiatria.com/congresos/pdf/1-10-2022-162-pon7.pdf