Raimon Gaja es psicólogo clínico y una figura clave en la historia de la formación en psicología clínica en España. Reconocido también por su proyección internacional, especialmente en América Latina, es el fundador y director del Instituto Raimon Gaja (iRG).
Junto a su equipo de docentes, ha formado a más de 40.000 alumnos en psicología clínica, neuropsicología, educación y logopedia, y ha diseñado más de 60 programas de formación.
Raimon Gaja es reconocido no solo por su visión innovadora en el ámbito educativo, sino también por su cercanía, su capacidad de inspirar a nuevas generaciones de profesionales y su compromiso con una formación práctica, humana y transformadora.
Hoy le entrevistamos con motivo de la celebración del Campus Internacional de Verano de iRG, para conocer de primera mano sus impresiones y su visión sobre esta edición.
1. El Campus está a punto de finalizar. ¿Qué balance hace de esta edición, especialmente en cuanto a la participación y el ambiente vivido durante estos días?
Después de 25 ediciones, esta ha sido la que ha contado con mayor participación: 184 personas de forma presencial y 178 en modalidad Homeclass®, procedentes de 19 países. Así que el balance no puede ser más positivo. Destaco especialmente la presencia de 34 profesores universitarios, un rector, decanas de facultades de Psicología de varios países y presidentes de colegios de psicólogos de seis países distintos. Todas estas personas han aportado muchísimo valor y, según me han comentado, muchos tienen ganas de repetir la experiencia.
2. ¿Qué representa para usted el Campus Internacional de iRG dentro del conjunto de actividades que impulsa la institución a lo largo del año?
Son 15 días de trabajo intenso, pero también de transformación. Para muchas de las personas que participan, es la primera vez que viajan a Europa, así que estos días combinan el placer de una experiencia única con un aprendizaje profundo. Es una actividad muy potente dentro de todo lo que impulsa la institución.
3. ¿Qué diferencia a un diplomado de iRG de otras propuestas formativas similares en el mercado?
Por un lado, el acompañamiento que ofrecemos. Por otro, el valor no solo académico, sino también el valor transformador de las vidas de los alumnos que asisten al Campus. Al finalizar, un porcentaje elevado comenta que, además del aprendizaje y los contactos, se llevan una transformación personal, porque muchas de las materias que se imparten, especialmente las relacionadas con habilidades directivas, son terapéuticas.
Al finalizar el diplomado, un porcentaje elevado comenta que además del aprendizaje y los contactos, se llevan una transformación personal
4. ¿Qué valores cree que definen la identidad de iRG como institución de formación?
Los valores fundamentales son nuestra identidad, nuestro leitmotiv: el servicio a la sociedad y, con ello, la mejora de la calidad de vida de las personas. Además, buscamos que quienes se forman con nosotros sean también transmisores de conocimiento, creando así una cadena humana que se mantiene de generación en generación. Hemos formado a personas que hoy son docentes reconocidos, y que ahora están formando a nuevas generaciones. El día de mañana, estos estudiantes deberán hacer lo mismo, para que esa cadena de transmisión del conocimiento no se rompa.
5. ¿Cómo logra iRG mantener un enfoque tan práctico, humano y actualizado en cada una de sus áreas: psicología clínica, neuropsicología, logopedia y educación?
De una forma muy simple: con pasión. La pasión por lo que hacemos es lo que marca la diferencia. El enfoque práctico y humano nace del compromiso con nuestro trabajo y del esfuerzo constante por un bien común: mejorar la formación posuniversitaria de los jóvenes.
6. En su opinión, ¿qué necesita hoy un estudiante de posgrado para marcar la diferencia en su carrera profesional?
Mucho trabajo y valor añadido. Las personas que se limitan a aprender como un simple acúmulo de conocimientos no van a ningún sitio. El estudiante que sabe analizar lo que aprende y adaptarlo a su entorno (un entorno altamente cambiante y lleno de incertidumbre) es quien va a poder ejercer el trabajo que desee, no solo en su ámbito de estudio, sino en lo que haga falta.
Piensa que, según los expertos, el 50 % de los trabajos que existirán en 2050 aún no se han inventado. Eso significa que tenemos que adaptarnos a los cambios brutales que van a venir. Hace unos años no existían profesiones como community manager o diseñador institucional. La inteligencia artificial está trayendo transformaciones drásticas (y apasionantes), y eso que todavía está en una fase muy inicial.
El estudiante que sabe analizar lo que aprende y adaptarlo a su entorno es quien va a poder ejercer el trabajo que desee
7. ¿Qué retos cree que enfrentan hoy los programas de máster para seguir siendo relevantes y transformadores?
Por un lado, la practicidad; por otro, aportar lo que realmente necesitan los alumnos, que es desarrollar la capacidad para ser personas flexibles, resilientes y con una gran visión de futuro.
8. ¿Qué oportunidades ha traído la digitalización a instituciones académicas como iRG desde la pandemia?
Desde la pandemia, se ha producido un cambio brutal en todas las universidades e instituciones académicas como la nuestra hacia el mundo de lo digital. Esto ha permitido enriquecer más el aula, en el sentido de que la digitalización posibilita que haya gente de nacionalidades, culturas y procedencias distintas. También ha permitido tener a los mejores docentes, porque uno puede estar aquí y el otro vivir en la otra punta del mundo.
9. ¿Qué papel deberían jugar las instituciones de formación privadas en el impulso de una educación más conectada con la realidad profesional?
Las instituciones privadas como iRG tienen que liderar el cambio. Si no conectamos la educación al entorno, si seguimos enseñando como hace 5 siglos, si seguimos siendo un mero transmisor de conocimientos, internet siempre va a saber más que el mejor docente.
Por eso, debemos apostar por una formación más flexible, con microcréditos, programas a medida y aprendizaje aplicable desde el primer día. En un mundo tan cambiante, lo que se valora es la capacidad de adaptación y la combinación de saberes útiles. iRG debe ser un puente entre el conocimiento y la práctica, entre la formación y las necesidades reales del mercado.
10. Volvamos al III Campus Internacional de iRG, que se está celebrando estos días. ¿Hay algún momento que se le quedará grabado especialmente?
Por supuesto. No uno, sino muchos. Hoy mismo, dos alumnas me han dicho que, cuando sean mayores, quieren ser como una de las docentes que han tenido en su diplomado. Esto significa que muchos profesores pueden servir de inspiración para los futuros profesionales. La experiencia de ver a la gente feliz, que te da las gracias cuando te saluda por la escalera o en el ascensor, me colma de satisfacción.
11. Y para acabar, ¿qué mensaje le gustaría enviar a los estudiantes que han participado en esta edición del Campus y que pronto volverán a sus países a seguir creciendo profesionalmente?
Pues algo muy simple. Les diría que ser universitario es una bendición. En el mundo, menos del 1% de las personas hemos tenido la oportunidad de completar una carrera universitaria. Y, además, quienes han participado en el Campus han vivido una experiencia única: formarse en el extranjero. No digo que sea mejor ni peor, pero sí es diferente. Y precisamente por eso, creo que tienen una responsabilidad moral con su país: compartir ese conocimiento con quienes, por las razones que sean, no han tenido esa misma oportunidad.
Cuando uno ha aprendido, cuando puede decir que sabe algo, no puede guardárselo. Tenemos la obligación moral de transmitirlo, sobre todo a la gente joven.