La estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS), como una de las técnicas de neuromodulación cerebral no invasiva, está emergiendo como una herramienta potencial útil y capaz de transformar tanto la neurorehabilitación y la intervención en psicología clínica y neuropsicológia. En este artículo de divulgación se ofrece como una guía práctica orientada a profesionales interesados en utilizar la tDCS sobre como complemento terapéutico para potenciar la recuperación neurocognitiva, motora y emocional en condiciones clínicas como los trastornos del lenguaje despúes de un ictus o embolia cerebral, la depresión o el dolor crónico o el TDAH.
Principios básicos y mecanismos de acción
La tDCS es, actualmente, una de las técnicas de neuromodulación cerebral más investigadas por su potencial fácil uso en el ámbito clínico. Se trata de una intervención no invasiva que aplica corriente eléctrica de bajo voltaje o intensidad (generalmente entre 1 y 2 miliamperios) a través de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo.
Esta corriente atraviesa y fluye a través de la corteza cerebral y modula la excitabilidad neuronal según la polaridad del electrodo:
- La estimulación anódica (positiva +) aumenta la excitabilidad cortical y facilita la activación neuronal.
- La estimulación catódica (negativa -) disminuye la excitabilidad y tiende a inhibir la activación neuronal.
El fundamento básico de esta técnica radica en la alteración controlada del potencial de membrana de las neuronas. Al modificar el umbral de disparo o excitabilidad, se facilita o inhibe la probabilidad de que una neurona genere o dispare un potencial de acción. Este mecanismo permite regular de forma sutil y dirigida la actividad cerebral y, por ende, funciones cerebrales específicas sin necesidad de inducir una activación directa, lo que convierte a la tDCS en una herramienta flexible, segura y fácilmente combinable con otros tratamientos clínicos y de neurorrehabilitación.
La tDCS no rehabilita por sí sola, sino que prepara el cerebro para que la terapia sea más efectiva: es el catalizador de la neuroplasticidad
La relevancia clínica de estos mecanismos se potencia al considerar su impacto en la neuroplasticidad, es decir, en la capacidad inherente del cerebro para reorganizar sus redes neuronales y modificar la eficacia sináptica en respuesta a la experiencia, el entrenamiento o la estimulación externa. Al modular la excitabilidad cortical, la tDCS no solo induce cambios inmediatos, sino que facilita la inducción de cambios neuroplásticos duraderos o a largo plazo.
En términos generales, la estimulación anódica favorece mecanismos de potenciación sináptica (similares a proceso de potenciación a largo plazo o LTP), lo que puede facilitar el aprendizaje y la recuperación funcional. Por otro lado, la estimulación catódica puede inducir procesos de depresión sináptica (similares a la depresión a largo plazo o LTD), útiles para atenuar patrones de hiperactividad o redes cerebrales disfuncionales o desadaptativas.
Gracias a esta capacidad de «preparar el terreno neurofisiológico del cerebro», la tDCS se utiliza como facilitador de la terapia: no actúa como una intervención aislada, sino que optimiza la respuesta del cerebro a la rehabilitación motora, el entrenamiento neurocognitivo o la psicoterapia, orientación la reorganización cerebral hacia resultados funcionales más eficientes.
Aplicaciones clínicas
La tDCS es una técnica que ha trascendido el ámbito de la investigación y se ha consolidado como un valioso recurso o herramienta coadyuvante de creciente valor en la práctica clínica.
Gracias a su capacidad para modular la reactividad o excitabilidad cortical de forma no invasiva, segura y reproducible, la tDCS se perfila como una herramienta idónea para potenciar los efectos de intervenciones terapéuticas basadas en la evidencia (ya sean programas de neurorrehabilitación, entrenamiento neuropsicológico o intervención psicológica), favoreciendo la recuperación neurocognitiva, motora y emocional como complemento a las terapias convencionales.
Esta técnica de modulación cerebral no intenta reemplazar las terapias convencionales, sino maximizar la eficacia de la rehabilitación y la psicoterapia


Potenciar la recuperación funcional y modulación cortical
En el ámbito de la neurorrehabilitación, la tDCS tiene como objetivo facilitar la recuperación de funciones neurocognitivas y motoras alteradas por lesiones cerebrales adquiridas, como accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos u otras afecciones neurológicas.
Su mecanismo de acción se basa en potenciar la neuroplasticidad cerebral, promoviendo procesos de reaprendizaje y reorganización cortical adaptativa. De este modo, se busca que las áreas cerebrales preservadas, ya sean adyacentes o contralaterales a la lesión, puedan compensar o asumir al menos parcialmente las funciones de las regiones cerebrales dañadas.
Las aplicaciones más prometedoras de la potencial recuperación funcional incluyen:
- Afasias posictus: en personas que han sufrido un ictus en el hemisferio izquierdo, la tDCS puede emplearse como complemento de la terapia del lenguaje (logopedia) para potenciar la recuperación del lenguaje. El protocolo de intervención más utilizado es:
- Anodal (excitatoria) sobre la corteza perilesional del lenguaje (como el giro frontal inferior/áreas perisilvianas izquierdas) mientras se realiza la terapia de neurologopedia. Esta combinación produce pequeñas mejoras perso consistentes en tareas como denominación, con incertidumbre sobre la persistencia a medio plazo y el impacto en la comunicación funcional cotidiana;
- Catodal (inhibitoria) sobre los homólogos derechos (a modo de ejemplo el giro frontal inferior) para reducir la interferencia interhemisférica, o montaje bihemisférico (anodo izquierdo y cátodo derecho). Los resultados son heterogéneos y suelen depender del perfil lesional y del tipo de terapia neurologopédica asociada.
Combinada con logopedia intensiva, esta técnica puede mejorar la fluidez verbal y la capacidad de nombrar objetos
- Déficits de atención y funciones ejecutivas: en trastornos caracterizados por alteraciones del control ejecutivo, como el TDAH o el daño frontal adquirido, la tDCS se ha utilizado principalmente con estimulación anódica sobre la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC), generalmente del hemisferio izquierdo, para mejorar la atención sostenida, el control inhibitorio y la planificación.
En el TDAH infantil, los estudios iniciales muestran modestas mejoras, pero significativas en medidas de impulsividad y rendimiento atencional, con una evidencia preliminar y heterogénea.
En el caso de lesiones frontales o disfunciones ejecutivas adquiridas, la estimulación prefrontal puede facilitar la activación de redes frontoparietales implicadas en la autorregulación y la planificación, especialmente cuando se combina con entrenamiento neurocognitivo estructurado.
La tDCS refuerza los efectos de la rehabilitación cognitiva
- Recuperación motora: en pacientes con hemiparesia secundaria a un ictus, la tDCS se utiliza como coadyuvante de la fisioterapia y la terapia motora para favorecer la recuperación funcional. Existen dos estrategias principales:
- Estimulación anódica (excitatoria) sobre la corteza motora primaria del hemisferio afectado, destinada a aumentar la excitabilidad cortical y facilitar el reaprendizaje motor.
- Estimulación catódica (inhibitoria) sobre la corteza motora primaria contralesional (o sobre el hemisferio sano), orientada a reducir la hiperexcitabilidad del hemisferio sano y restaurar el equilibrio interhemisférico.
En algunos protocolos se emplea un montaje bihemisférico (anodo en la corteza motora primaria afectada y cátodo en la corteza motora primaria contralateral), que parece optimizar la plasticidad sináptica y mejorar la coordinación motora.
Acelera la recuperación del movimiento, especialmente cuando se combina con fisioterapia
- Negligencia espacial unilateral: en pacientes con negligencia espacial unilateral, especialmente tras lesiones del hemisferio derecho, la tDCS puede utilizarse para reducir el sesgo atencional hacia el lado derecho del espacio y mejorar la conciencia del hemiespacio izquierdo.
El protocolo más habitual consiste en aplicar estimulación catódica (inhibitoria) sobre las regiones parietales del hemisferio no lesionado, con el objetivo de disminuir su hiperactividad compensatoria y restaurar el equilibrio interhemisférico entre ambos lóbulos parietales.
En algunos estudios se combina además con estimulación anódica del hemisferio lesionado o con tareas de exploración visual simultánea, lo que potencia los efectos de rehabilitación. La evidencia actual indica mejoras significativas en la exploración visual, la orientación espacial y el reconocimiento de estímulos del lado contralesional.


Intervención en adulto mayor con la técnica tDCS. Foto extraída de: https://www.neurocaregroup.com/tdcs-for-cognitive-deficits
- Dolor crónico: más allá del ámbito estrictamente motor y neurocognitivo, la tDCS también ha mostrado eficacia en la modulación de las redes corticales implicadas en la percepción y procesamiento del dolor. Diversos ensayos clínicos han mostrado que su aplicación puede reducir la intensidad del dolor y mejorar la calidad de vida, consolidándose como una opción complementaria no farmacológica para tratar condiciones como la fibromialgia, la migraña o el dolor neuropático. Esto se logra mediante la estimulación anódica de la corteza motora primaria contralateral al área dolorosa, lo que aumenta la inhibición descendente del dolor a través de la modulación tálamo-cortical y del sistema límbico. Estos efectos se potencian cuando la tDCS se combina con tratamientos farmacológicos o programas de rehabilitación física y cognitiva.
La tDCS puede ayudar a reducir la percepción del dolor
Complemento a la intervención psicológica
En el ámbito de la salud mental, la tDCS emerge y se está consolidando como un complemento neuromodulador a las psicoterapias, especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC). Su objetivo es modular y regular la actividad de circuitos frontolímbicos implicados en la regulación emocional, la motivación y los procesos neurocognitivos, que suelen encontrarse alterados en diversos trastornos psicopatológicos.


Sus principales usos se centran en:
- Depresión mayor: es la indicación con mayor respaldo empírico dentro de las aplicaciones psiquiátricas de la tDCS. El protocolo más estudiado consiste en aplicar estimulación anódica (excitatoria) sobre la corteza prefrontal dorsolateral izquierda (vinculada con el afecto positivo y el control neurocognitivo), junto con estimulación catódica (inhibitoria) sobre la misma región en el hemisferio derecho, asociada con la afectividad negativa. Los ensayos clínicos controlados han mostrado mejoras significativas en los síntomas depresivos leves o moderados, especialmente en pacientes sin resistencia farmacológica, y cuando la estimulación se combina con tratamiento psicológico o farmacológico concurrente.
Interviene para corregir el desequilibrio entre hemisferios, mostrando resultados prometedores, especialmente en casos resistentes a los medicamentos
- Trastornos de ansiedad: se estudia la tDCS como una herramienta para modular o reducir la hiperactividad de los circuitos neurales del miedo y la respuesta emocional, especialmente los que involucran la amígdala, la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC) y la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC). La evidencia preliminar sugiere que la estimulación catódica (inhibitoria) sobre la vmPFC o la estimulación anódica sobre la DLPFC izquierda puede disminuir la reactividad ansiosa y mejorar la regulación emocional. Estos efectos parecen potenciar los resultados de técnicas cognitivo-conductuales, como la exposición o la reestructuración cognitiva, al favorecer una mayor extinción del miedo y control de la respuesta emocional.
Ayuda a potenciar el efecto de técnicas como la exposición y la reestructuración cognitiva
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): el objetivo es modular la hiperactivación de los circuitos cortico-estriado-tálamo-corticales, que subyacen a los síntomas de pensamiento intrusivo y conducta compulsiva. Los protocolos más explorados incluyen la estimulación anódica sobre la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) izquierda o la corteza orbitofrontal medial, y la estimulación catódica sobre el área motora suplementaria (SMA) o la corteza prefrontal derecha.
Esta combinación busca reducir la excitabilidad anómala de las redes frontoestriatales, mejorando el control inhibitorio y disminuyendo la urgencia compulsiva. La estimulación sobre áreas prefrontales y motoras suplementarias puede ayudar a reducir la intensidad de los pensamientos intrusivos y la necesidad de realizar compulsiones.
Ayuda a reducir los síntomas del TOC
- Esquizofrenia: aunque los estudios aún son preliminares, la tDCS se perfila como una herramienta complementaria parar abordar los síntomas negativos (apatía, retraimiento social o afecto plano) y los déficits en funciones ejecutivas, que suelen ser resistentes al tratamiento farmacológico convencional. Los protocolos más comunes aplican estimulación anódica sobre la corteza prefrontal dorsolateral izquierda (DLPFC) (para aumentar la actividad cortical hipoactiva asociada con los síntomas negativos), y estimulación catódica sobre la DLPFC derecha o el área temporoparietal izquierda, en casos con alucinaciones auditivas persistentes.
Reduce la apatía y el retraimiento social, síntomas en los que la medicación a menudo falla
- Adicciones y craving: En el tratamiento de las adicciones y del craving (deseo compulsivo por sustancias o conductas), la tDCS se ha propuesto como una herramienta para fortalecer el control cognitivo y reducir la impulsividad mediante la modulación de la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC), región clave en la autorregulación y la toma de decisiones. La estimulación anódica sobre la DLPFC derecha o izquierda, en función del tipo de adicción y del patrón de lateralización cortical, ha mostrado reducciones significativas en la urgencia de consumo de alcohol, nicotina, cocaína y alimentos hipercalóricos, así como en conductas compulsivas no relacionadas con sustancias, como el juego patológico.
Actúa como apoyo en los programas de deshabituación
La neuromodulación también está siendo explorada en contextos preventivos y de optimización neurocognitiva para personas sanas, con el objetivo de potenciar funciones como la atención, la memoria de trabajo o la velocidad de procesamiento. Sin embargo, estos usos permanecen en una fase experimental y requieren mayor evidencia empírica y validación ética antes de considerarse aplicaciones clínicas consolidadas.
Es fundamental subrayar que la eficacia de la neuromodulación cerebral no invasiva, ya sea en entornos clínicos o experimentales, depende de forma crítica de su personalización. La selección adecuada de la diana cerebral, junto con la intensidad, la duración y los parámetros de estimulación adaptados a las características individuales y al tipo de condición psicopatológica o función a intervenir, son factores determinantes para lograr efectos terapéuticos consistentes y seguros.
Conclusión
La neuromodulación, y en particular la tDCS, representa una de las herramientas innovadoras y prometedora en el ámbito de la neuropsicología y psicopatología. Su capacidad para modular la excitabilidad neuronal y promover la neuroplasticidad abre nuevas posibilidades parar tratar una amplia gama de trastornos y optimizar funciones neurocognitivas de manera segura, no invasiva y complementarias a las terapias convencionales. No obstante, su aplicación exige y requiere una comprensión rigurosa y profunda de los mecanismos neurofisiológicos, una evaluación individualizada de cada paciente y un compromiso ético firme con la práctica responsable.
Para el neuropsicólogo, dominar la neuromodulación no es una opción, sino un paso clave hacia intervenciones más precisas y efectivas.
A medida que la investigación avance, y sólo desde una integración cuidadosa entre ciencia, clínica y ética, se espera que la tDCS, y otras formas de neuromodulación cerebral no invasiva, se consoliden como herramientas complementarias en el abordaje integral de la salud cerebral y en el mejor cuidado del bienestar del paciente.
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Bibliografía:
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