El suicidio es el acto de quitarse voluntariamente la vida. Es un problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo y que requiere comprensión y atención, así como la toma de medidas de prevención efectivas que permitan ayudar a quienes lo necesitan.
Enfrentar esta problemática empieza por reconocer su gravedad, pero también hay que comprender las estrategias de intervención que pueden prevenir y marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Además, es indispensable resaltar el papel del psicólogo y profesionales en el área, ya que gracias a su formación y experiencia pueden identificar las señales de alarma, brindar apoyo sin juzgar y guiar a las personas hacia la ayuda que requieren.
Conducta suicida vs. ideación suicida
Laconducta suicida es un término que incluye una serie de comportamientos relacionados con el deseo de poner fin a la propia vida. Incluye:
Ideación suicida: pensamientos, planes y actos preparatorios para el suicidio.
Intento de suicidio: acto autolesivo con intención de provocar la muerte, pero que finalmente no resulta mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones, pero no necesariamente.
Suicidio consumado: acto autolesivo intencionado con resultado de muerte.
“Cada muerte por suicidio es una tragedia y se debe hacer más para fortalecer la prevención del suicidio”. Dévora Kestel, directora de Salud Mental y Uso de Sustancias, OMS
Podemos definir que la ideación suicida es la tendencia a pensar de manera frecuente en la posibilidad o deseo de suicidarse. Se considera pasiva cuando la persona toma consciencia de que no quiere continuar viviendo. Por otro lado, cuando ya se piensa en distintas alternativas para acabar con su vida o incluso se recrea con estas ideas es más severa la ideación suicida.
Cifras y datos alarmantes del suicidio en la sociedad actual
Cada año, cerca de 703.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Todos los casos son una tragedia que tiene efectos duraderos para los allegados de la víctima, según la OMS.
Se estima que, por cada suicidio, hay 20 personas que lo intenta, según la ONU.
En 2019, el suicidio fue la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo, según la OMS.
Un total de 3.941 personas se suicidaron en España en el año 2020. El 40,8% tenían entre 40 y 59 años, seguido de los mayores de entre 60 y 79 años (el 26,9%) y los jóvenes de 20 a 39 años (el 16,8%), según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el año 2021, 2.982 de hombres se suicidaron en España y 1.021 mujeres, según el INE.
El suicidio y los intentos de suicidio están tipificados como delito en las leyes de al menos 23 países de todo el mundo y los intentos de suicidio siguen siendo castigados activamente en algunos de ellos, según la OMS.
Los suicidios en menores de 30 años han crecido un 7,9 % en un año, consolidándose como su primera causa de muerte absoluta, e inquietan especialmente los adolescentes de entre 15 y 19 años: en 2022, se quitaron la un 41,5 % más que en 2021, según EFE Madrid.
Sólo entre el 5 y el 10% de las personas que hacen un intento de suicidio acaban muriendo. En todos los grupos de edad, las tentativas son 2 o 3 veces más frecuentes en las mujeres que en los varones, pero la probabilidad de consumar el suicidio es 4 veces mayor en varones, según el Manual MSD.
Causas del comportamiento suicida
Distintos estudios han demostrado que muchas personas que consumaron el suicidio estaban experimentando múltiples factores de riesgo en el momento de la muerte. Los más comunes son:
Depresión, trastorno de salud más frecuente que contribuye al comportamiento suicida.
Intentos previos de suicidio.
Experiencias traumáticas durante la infancia, en especial el abuso físico o sexual.
Aislamiento o acoso.
Conflictos familiares, personales, como el divorcio.
Enfermedades crónicas.
Sufrir un trastorno grave de la salud mental, además de la depresión.
Tener problemas económicos o laborales.
Duelo.
Ser alcohólico o drogadicto.
Antecedentes familiares de suicidio o trastornos mentales.
Rechazo familiar o en el hogar por identificarse como LGBTQIA+.
Señales de alarma que indican que alguien corre riesgo de una conducta suicida
Las personas que están considerando el suicidio con frecuencia muestran señales de advertencia. Es indispensable comprender que esto no lo hacen solo para llamar la atención, por eso es necesario escucharlos, tomarlos en serio y ofrecerles ayuda. Además de las causas mencionadas anteriormente, si una persona muestra una de las siguientes señales corre mayor riesgo de intentar suicidarse:
Es necesario escuchar, tomar en serio y ofrecer ayuda a las personas que están considerando el suicidio
Han intentado suicidarse anteriormente.
Parecen preocupados por el suicidio.
Son ancianos.
Aparentan o expresan sentirse atrapados, estresados y desesperanzados.
Hablan de no soportar un dolor emocional.
Experimentar agitación o un altísimo nivel de ansiedad y estrés.
Cambios de humor, personalidad, rutina y/o sueño.
Consumen más alcohol o drogas.
Hablan de culpa, vergüenza o venganza.
Tienen conductas de riesgo, como conducir descuidadamente o exponerse de forma intencional en peligro.
Se aíslan de los demás.
Ponen sus asuntos en orden y regalan sus cosas.
Compran un arma de fuego o sustancias con las que pueden llevar a cabo el suicidio.
Mencionan que sienten que son una carga para los demás.
Se despiden de las personas, como si no los fueran a volver a ver.
Hablan de suicidio, de morir o lamentan estar vivos, por ejemplo, dicen cosas cómo “desearía no haber nacido, quisiera desaparecer”.
Expresan un remordimiento severo y mucha autocrítica.
No disfrutan de actividades que antes le causaban placer, como comer, bailar, relaciones sexuales, etc.
Se sienten preocupados por la violencia, la muerte o morir.
Tienen una tendencia a fantasear con la reacción de los demás si se mueren.
Reflexionan acerca de qué manera sería mejor morir o suicidarse.
Estrategias de intervención: ¿Qué hacer para ayudar a una persona con comportamiento suicida?
Ante un caso de ideación suicida o intento de suicido es vital actuar rápido, darle la importancia que merece y buscar la ayuda de unprofesional en salud mental. Si piensas que una persona está pasando por un mal momento y su vida corre riesgo, lo primero que debes hacer es brindarle tu apoyo sin juzgarlo y escucharlo, pero también es indispensable buscar ayuda especializada.
LaOMS diseño una guía para prevenir el suicidio “LIVE LIFE” («Vive la vida») en el que se recomiendan las siguientes intervenciones:
Restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse (armas de fuego, ciertos medicamentos…)
Educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio.
Desarrollar en los adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida.
Detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento.
Ante un caso de ideación suicida o intento de suicido es vital actuar rápido
Losprofesionales de la salud mental se toman muy en serio cualquier acto suicida. Lospsicólogos y psiquiatras diseñan un plan de seguridad y tratamiento es personalizado que se adapta a los pacientes, compuesto por:
Tratamiento farmacológico (el uso de antidepresivos, litio, anticonvulsivantes y antipsicóticos, puede ayudar en algunos casos).
Erradicación de factores de riesgo.
Potenciación de factores protectores (apoyo social y familiar, desarrollo de habilidades de afrontamiento y resiliencia, estabilidad laboral y económica, educación y conciencia sobre salud mental, etc.)
Desarrollo de plan de seguridad y prevención de recaídas.
Seguimiento y apoyo continuo.
Qué no hacer ante una persona que amenaza con suicidarse
Como mencionamos anteriormente, cuando alguien amenaza con suicidarse, es importante tomar en serio la situación y también NO SE DEBE:
Juzgar o interpretar su conducta o sentimientos.
Hacer reproches, crear sentimientos de culpa o mostrar prejuicios.
Intimidar, amenazar, exigir, sermonear, moralizar, criticar y evaluar a la persona.
Desafiar “no creo que seas capaz de hacerlo”, “sé que sólo quieres llamar la atención”,
Dar nuestra opinión o aconsejar.
Dejar a la persona sola (en la medida de lo posible), ni acercarnos tanto que pueda sentirse intimidada.
Rechazar o mostrar desconfianza a la persona.
Dar falsas expectativas o utilizar expresiones como “ánimo, que todo pasa”, “todos tenemos problemas”.
Invalidar su sufrimiento: “no es para tanto”,
Mentir bajo ninguna circunstancia o hacer promesas que no se vayan a cumplir.
La prevención del suicidio es una tarea multifacética que requiere la intervención activa de los psicólogos
La Dra. Christine Moutier, de la American Foundation For Suicide Prevention, afirma que: “En la mayoría de los casos de suicidio, las personas habían sido atendidas en diversos entornos de atención médica antes del suicidio, pero su riesgo de suicidio no fue detectado.” Y que estos hallazgos resaltan “la importancia de adoptar estrategias de salud pública para reducir el riesgo de suicidio en estas personas”.
En conclusión, la prevención del suicidio es una tarea multifacética que requiere la intervención activa de los psicólogos, pero también de las sociedades e instituciones para promover la salud mental y, en última instancia, salvar vidas. La lucha contra el suicidio es una responsabilidad compartida y cada paso que sumamos en esta dirección es importante.
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