La dislexia es la dificultad específica de aprendizaje más común del mundo. En países avanzados, la prevalencia está entre el 5% y el 20%. En España, alrededor del 10% de la población presenta dislexia. Esto se traduce en que hay 4,6 millones de personas afectadas; de ellas, unas 800.000 son niños en edad escolar. En este artículo vamos a ver qué es la dislexia, por qué para algunos niños se convierte en un auténtico reto y cómo podemos ayudarles.
¿Qué es la dislexia?
Fuente: El ‘descarte’ de más de 600.000 escolares con dislexia que serán profesionales ‘todoterreno’, ÁLVARO SÁNCHEZ LEÓN. ECD Confidencial Digital.
Es un trastorno específico del aprendizaje y, según el manual diagnóstico DSM-5, la dislexia es una dificultad específica y significativa en la capacidad para leer, que no puede explicarse únicamente por la inteligencia general del individuo, problemas sensoriales, o falta de oportunidad educativa adecuada.
Deben cumplirse los 4 criterios diagnósticos siguientes:
- El niño debe presentar dificultades en la lectura de manera persistente, con lectura lenta o incorrecta y esfuerzos excesivos para leer que le afectan a su rendimiento escolar.
- Dichas dificultades deben ser significativamente mayores de lo que se esperaría de un niño de su edad, su nivel de inteligencia y el tipo de educación recibida.
- Los problemas deben haberse manifestado desde el principio de la escolarización. Aunque en algunos casos concretos las dificultades no se hacen patentes más tarde.
- Se ha descartado que el niño padezca algún trastorno mental, trastorno neurológico, problemas sensoriales (como deficiencia visual o auditiva), u otra condición adversa.
¿Cómo es de grave?
La dislexia puede presentarse en tres niveles de gravedad:
- Leve: El niño tiene algunas dificultades en una o dos áreas académicas, pero puede compensarlas y funcionar bien con adaptaciones.
- Moderado: Si presenta dificultades notables y necesita adaptaciones y apoyo especializado.
- Grave: Cuando el niño manifiesta dificultades severas, incluso con adaptaciones y apoyo continuo.
¿La dislexia se hereda?
Silvia Paracchini y cols., del Wellcome Trust Centre for Human Genetics de Oxford, mostraron que la expresión del gen KIAA0319 se encontraría asociado a la dislexia.
La dislexia tiene un componente genético significativo, por lo que, si el niño presenta dislexia, hay una probabilidad muy alta de que otros parientes también la padezcan.
Pero, aunque hay una base genética clara, el ambiente educativo y de apoyo que reciba el niño tendrá un papel muy importante en la superación de las dificultades asociadas a la dislexia.
Estudios en gemelos han mostrado que la dislexia se debe en un 60% – 70% a los genes, y en un 30% aproximadamente a factores del medio ambiente
Cómo funciona el cerebro de un niño con dislexia
Diversas investigaciones, muestran que el cerebro de un niño con dislexia funciona de manera distinta al de otro sin esta condición, especialmente por la forma como procesa el lenguaje y la información visual y auditiva.
- Muestra menos actividad en áreas del cerebro típicamente involucradas en el procesamiento del lenguaje.
- Sus conexiones neuronales pueden ser diferentes y mostrar un patrón cerebral de activación más disperso y menos coordinado cuando se enfrenta a tareas de lectura.
- Aunque ciertas áreas de su cerebro pueden ser menos activas, es probable que active otras áreas como compensación.
- Puede presentar diferencias en la estructura cerebral (variaciones en la materia gris y blanca).
- Suele tener dificultades con el procesamiento fonológico, que es la habilidad para manipular sonidos del lenguaje.
Es importante no olvidar estas diferencias neurológicas al tratar la dislexia
Cómo se siente el niño con dislexia
El comportamiento y la conducta de un niño con dislexia pueden variar significativamente de un niño a otro. Sin embargo, hay ciertos patrones que son comunes entre muchos niños que se enfrentan a esta dificultad de aprendizaje.
- Frustración y ansiedad: Los niños con dislexia a menudo experimentan niveles elevados de frustración y ansiedad, especialmente en entornos escolares. Esto se debe a las dificultades que enfrentan al tratar de mantener el ritmo con sus compañeros en tareas de lectura y escritura.
- Evasión de tareas: Pueden evitar actividades de lectura y escritura, mostrando resistencia cuando se enfrentan a estas tareas. Esto puede ser interpretado erróneamente como pereza o falta de interés, pero suele ser un mecanismo de defensa contra el fracaso y la frustración.
- Baja autoestima: Debido a las dificultades constantes y a menudo a las críticas o malas interpretaciones de sus capacidades, algunos niños con dislexia pueden desarrollar baja autoestima, lo que afecta su desempeño general y su disposición a participar en nuevas actividades.
- Dificultades en interacciones sociales: Algunos niños con dislexia pueden enfrentar desafíos en las interacciones sociales. Esto puede deberse a la falta de confianza en sus habilidades o a la vergüenza de hablar en público o leer en voz alta frente a otros.
- Problemas de comportamiento: En algunos casos, la frustración y la ansiedad pueden manifestarse en comportamientos disruptivos o de retirada. Esto puede incluir actuar impulsivamente, tener estallidos emocionales, o retraerse socialmente.
Estos comportamientos son reacciones a la frustración que experimentan en el ámbito escolar y en otras actividades relacionadas con la lectura y la escritura
Es crucial para padres y educadores reconocer estos comportamientos como posibles indicativos de dislexia y no como simples problemas de conducta. Comprender al niño y apoyarlo tendrá una influencia decisiva en la experiencia educativa y personal del niño con dislexia.
Cómo apoyar al niño desde la familia
El apoyo familiar es fundamental para ayudar a un niño con dislexia a enfrentar los desafíos académicos y emocionales que puede encontrar.
- Los padres y otros miembros de la familia deben educarse sobre qué es la dislexia, cómo afecta el aprendizaje y la vida diaria, y las estrategias de manejo. Esto ayuda a entender mejor lo que vive el niño y a apoyarlo adecuadamente.
- Crear un ambiente que fomente la lectura sin presión puede ser muy beneficioso. Esto incluye tener acceso a libros interesantes y adecuados para su nivel de lectura, y dedicar tiempo para leer juntos, permitiendo que el niño vea la lectura como una actividad placentera y no solo como una tarea escolar.
- Mantener una comunicación constante con los maestros y el personal escolar permite a los padres estar al tanto del progreso del niño y de cualquier necesidad adicional que pueda surgir. También permite asegurar que las adaptaciones necesarias estén siendo implementadas en el aula.
- Apoyarlo emocionalmente. Reconocer los esfuerzos del niño, más que solo sus logros académicos, y ofrecer aliento y comprensión puede ayudar a fortalecer su autoestima y su motivación.
- Establecer rutinas consistentes. Las rutinas diarias pueden ayudar a los niños con dislexia a sentirse más seguros y a manejar mejor sus responsabilidades escolares y domésticas. Esto incluye tener un tiempo y lugar establecido para hacer tareas, así como rutinas antes de dormir que incluyan lectura o actividades relajantes.
- Si es necesario, buscar la ayuda de profesionales como psicólogos, terapeutas del habla o tutores especializados en dislexia. Estos expertos pueden ofrecer estrategias adicionales y personalizadas para apoyar el desarrollo académico y emocional del niño.
Un entorno que reconozca y celebre los puntos fuertes del niño, al tiempo que brinda apoyo en las áreas de desafío, puede mejorar enormemente su autoestima y su desempeño escolar
¿Un niño con dislexia está condenado a fracasar en la escuela?
Imagen de https://blog.mentelex.com/dislexia-memoria-semantica/
No, en absoluto. La dislexia es un trastorno del aprendizaje y como tal supone un desafío extra para el niño, pero, con las estrategias adecuadas, pueden mejorar significativamente sus habilidades de lectura y escritura.
¿Cómo podemos ayudarle?
- Con intervenciones educativas adecuadas y personalizadas, como la enseñanza estructurada de la fonética y el apoyo en comprensión lectora.
- Usando tecnología de asistencia, como los programas de lectura de texto o los softwares de reconocimiento de voz.
- Haciendo adaptaciones curriculares, como dar más tiempo en los exámenes, usar evaluaciones orales, o modificar las tareas de escritura.
- Fomentando otras habilidades del niño. Muchos niños con dislexia tienen habilidades avanzadas en otras áreas, como el razonamiento creativo, el pensamiento crítico, y habilidades artísticas o mecánicas. Estas fortalezas pueden ser utilizadas para compensar las dificultades en la lectura y la escritura.
Conclusión
La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje de origen neurobiológico, que puede provocar que el niño presente dificultades en la comprensión de la lectura y una experiencia lectora reducida. Pero, aunque de partida, resulta una barrera para el niño respecto a sus compañeros, con el apoyo y los recursos suficientes podrá superarla.
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