¿Cómo abordar los conflictos en el aula?

Artículo de Educación

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Los conflictos en el aula son una problemática muy frecuente que compromete el proceso de aprendizaje de los estudiantes y la convivencia escolar. Además, pueden ser perjudiciales para el bienestar físico y emocional de los estudiantes y el ambiente escolar en general, por ello es indispensable saber abordarlos. No se trata de evitarlos, sino de saber cómo actuar ante ellos para abordarlos desde una óptica educativa, constructiva e, incluso, positiva.

En este artículo te brindaremos algunas claves para abordar de forma correcta los conflictos en el aula y te indicaremos cuáles son los conflictos más comunes, cómo se pueden prevenir, qué hacer cuando se presentan, cómo solucionarlos y cómo hacerles seguimiento.

¿Qué es un conflicto en el aula?

Son todas aquellas situaciones producto de una oposición, desacuerdo, tensión o incompatibilidad entre dos o más personas dentro del contexto educativo. Las causas pueden ser por:

diferencias culturales,
problemas familiares,
acoso escolar,
dificultades de aprendizaje,
personalidades opuestas,
conflictos de afecto,
problemas de comunicación,
etc.

«La educación sobre el conflicto constituye una parte esencial de la educación de la paz (…) y posee consecuencias para una escolarización agradable y eficaz» (Burnley J.)

Según J. Burnley (1993): “el conflicto es un modo de comunicación y una parte inevitable de nuestras vidas. Resulta inherente al proceso de cambio dentro de los individuos y en el seno de la sociedad, proceso que todas las personas pueden aprender a abordar creativamente”.

Es importante que en la escuela se fomente la comunicación abierta y respetuosa y se promuevan herramientas que permitan el entendimiento mutuo y habilidades para la resolución de conflictos. También es recomendable incluir a los padres en estos procesos.

¿Cuáles son los tipos de conflictos escolares?

En un estudio titulado “Los conflictos escolares” realizado por Schmuck, S. propone cuatro tipos:

Conflictos de procedimiento: se caracteriza por el desacuerdo ante acciones que se deben complementar para llevar a cabo una meta.
Conflictos de metas: se caracteriza por el desacuerdo de los valores u objetivos a perseguir.
Conflictos conceptuales: desacuerdos sobre ideas, informaciones, teorías u opiniones. Las personas involucradas en el conflicto conciben un mismo fenómeno de forma diferente. Muchas veces estos conflictos surgen en conflictos de procedimientos o metas.
Conflictos interpersonales: se caracterizan por la incongruencia en necesidades y estilos personales. Este es el tipo de conflicto más difícil de resolver, porque en ocasiones ni las partes implicadas son conscientes de ello.

Por su parte, Johan Galtung, en su teoría de los conflictos, afirma que en estos hay 3 elementos claves:

La actitud: consiste en la construcción, por uno de los actores o por ambos, de una imagen idealizada de uno mismo, unida a una imagen del otro revestida exclusivamente de rasgos negativos (Galtung, 1978 citado en Martínez, 1991).
El comportamiento: la polarización mental, que genera la actitud conflictiva.
Incompatibilidad de fines: es el núcleo central del conflicto. El individuo busca obstaculizar todos los planes del otro, por lo tanto, los valores de uno obstaculizan los del otro y sus intereses también obstaculizan los intereses de la otra persona. (Galtung 1986 cit. en Martínez, 1991).

¿Cómo prevenir los conflictos en el aula?

Prevenir es una estrategia efectiva, consiste en anticipar los posibles conflictos y tomar las medidas pertinentes para crear un ambiente positivo y seguro incluso cuando ocurra un problema.

La prevención permite actuar a tiempo y de manera correcta para evitar que el conflicto en el aula escale a un problema mayor

Es importante diferenciar prevenir con evitar, ya que esto último implica reaccionar cuando ya ha surgido el conflicto y muchas veces esa reacción no es efectiva si no se tiene una estrategia preparada con antelación que permita saber cómo actuar.

Consejos para prevenir conflictos en el aula

Establecer normas básicas y claras de convivencia con los estudiantes, hay que asegurarse de que las entiendan y de que se cumplen de una forma justa y coherente.
Realizar actividades que permitan desarrollar habilidades y herramientas socioemocionales en los estudiantes, como la comunicación, la tolerancia, la empatía, la negociación o la asertividad.
Enseñar a los estudiantes autocontrol emocional, que es la capacidad de manejar sus emociones ante situaciones conflictivas y controlar sus impulsos.
Fomentar el respeto, la comunicación, la cooperación y el diálogo entre todas las personas de la comunidad educativa (estudiantes, profesores, padres, consejeros, etc.)
Incentivar la participación de los estudiantes en el cuidado y gestión del aula y centro educativo.
Apreciar, reconocer, respetar y estimar la diversidad como una fuente de riqueza y aprendizaje.
Promover la inclusión y la interculturalidad.
Llevar a cabo el uso de metodologías y actividades cooperativas que estimulen la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la resolución de problemas.

¿Qué hacer cuando se presenta un conflicto en el aula?

Cuando hay un conflicto en el aula es indispensable intervenir lo más rápido posible y nunca ignorarlo o no darle la importancia que tiene.

Principales dinámicas o actividades de resolución de conflictos

Identificar el origen y las características del conflicto. Quiénes están involucrados, qué necesitan, cómo han actuado, cómo se sienten, etc.
Mediación o arbitraje. Es una herramienta de resolución basada en el diálogo, el consenso y el respeto, cuyo objetivo es que sean los propios alumnos los que intenten resolver el conflicto con la ayuda de un mediador.
Diálogo y acuerdos. Son la base de cualquier convivencia; también es importante en el aula trabajar en equipo, ya que permite a los estudiantes practicar los valores, convivir en armonía, regulando sus reacciones emocionales, adquirir habilidades para resolver sus conflictos y ser ciudadanos responsables y solidarios.
Escucha reflectiva o activa. Es importante escuchar a todas las personas involucradas, sin tomar partido, para conocer sus puntos de vista y emociones. También se puede parafrasear y repetir a la persona que habla lo que ha dicho, para que pueda tomar conciencia de su percepción y de la posición y actitud que está teniendo.
Juego de roles o dramatización. Dramatizar las situaciones de conflictos hipotéticos y de otros que ya han tenido lugar es efectivo para que los estudiantes desarrollen una actitud empática y puedan ver las cosas desde distintas perspectivas y ponerse en el lugar del otro.
Buscar soluciones alternativas. Hay que buscar soluciones que satisfagan los intereses y necesidades de todos los involucrados, expresando nuestra opinión de forma objetiva, respetuosa, sin culpar, imponer o ceder.
Actuar de manera coordinada. El resto de profesores deben estar al tanto de la situación y trabajar con una estrategia compartida.
Elegir una solución consensuada y adecuada. Es importante crear un plan de acción con compromisos concretos y que se puedan verificar.
Evaluar los resultados y hacer un seguimiento. Se debe verificar que si la solución fue eficaz y si se están cumpliendo los compromisos adquiridos.

Resolución de conflictos violentos

Si en el conflicto hay violencia, no se debe incitar al escolar agredido a agredir él también, sino que debe aprender a decir no y a buscar ayuda en caso de que con esta técnica no consiga parar al agresor. Por otra parte, al agresor hay que enseñarle a controlarse y a expresar lo que quiere o siente sin agredir a los demás, y que debe aprender a tranquilizarse y alejarse del niño con quien tiene un conflicto.

¿Cómo hacer un seguimiento de los conflictos en el aula?

El seguimiento de los conflictos en el aula es uno de los aspectos más importantes. Como apuntamos anteriormente, permite verificar si la solución empleada ha sido eficaz y si se están obteniendo efectos positivos.

Para esto podemos:

Observar el rendimiento y comportamiento de los estudiantes involucrados, para ver si hay señales de alerta o signos de mejora.
Reunirse periódicamente con los involucrados para escucharlos y saber su grado de satisfacción con la resolución del conflicto.
Reforzar positivamente los avances y los logros conseguidos por los estudiantes, y ofrecerles apoyo y orientación en caso de dificultades o dudas.
Llevar un registro de los conflictos ocurridos y las soluciones aplicadas, hablarlo con otros docentes y con los padres para utilizarlos como material de aprendizaje y prevención.
Comunicar, coordinar, colaborar, implicar y trabajar con otros profesionales del centro y con las familias para la gestión y el seguimiento de los conflictos.

Es indispensable que los adultos involucrados no den por sentado la superación del conflicto y le den seguimiento, ya que puede surgir nuevamente y ser más grave

Conclusión

Los conflictos en el aula son una realidad inevitable, pero esto no debe significar algo traumático o malo y hay que aprovecharlos como una oportunidad para el crecimiento personal y social de los estudiantes.

Los docentes, consejeros, padres y adultos en el entorno escolar son responsables de abordar los conflictos, desde la prevención hasta la resolución y el seguimiento, con un enfoque constructivo.

Es indispensable escuchar a los estudiantes y nunca ignorar sus problemas o actitudes.

Además, hay que trabajar para fortalecer las herramientas y estrategias que permitan gestionar los conflictos y problemas que se presentan de una manera respetuosa, eficaz y pacífica.

Es necesario que las aulas sean un lugar seguro para los estudiantes, donde puedan hablar y expresarse con libertad, en vez de que sientan miedo e inseguridades, para esto se debe fomentar una cultura de convivencia positiva tanto en el aula como en el centro escolar.

Bibliografía

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