Como logopeda, comprendo que el trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) va mucho más allá de un simple retraso en el habla. Se trata de una dificultad neurológica innata donde el cerebro encuentra obstáculos para procesar las reglas del lenguaje, aun cuando la inteligencia no verbal, la audición y las oportunidades de aprendizaje sean normales.
Frente al enfoque tradicional, propongo a profesionales y/o estudiantes de logopedia un modelo donde la familia y el entorno se conviertan en el motor del desarrollo lingüístico. Un modelo en el que las y los logopedas dejamos de ser terapeutas directivos para pasar a ser facilitadores que forman y acompañan a las familias, para que sean ellas mismas quienes construyan las bases del lenguaje en su día a día.
El lenguaje se construye en familia
El lenguaje se construye en el día a día a través de la interacción con otros. Si reflexionamos sobre quiénes acompañan al niño durante la infancia, etapa crítica para este desarrollo, es ineludible reconocer a la familia como el primer y principal agente en esta estimulación.
En el contexto familiar, los padres, como principales referentes, son vitales en el desarrollo del lenguaje infantil.
Desde el modelo centrado en la familia, reconocemos que cada una es única y trabajamos para empoderarla, partiendo de la premisa de que es una constante en la vida del niño, a diferencia de otros contextos más variables como el escolar o social. Para que un niño con trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) logre una competencia adecuada, resulta indispensable contar con esta familia empoderada y con interlocutores competentes en su entorno inmediato.
Es esta íntima interconexión entre el sujeto y su medio, integrado por el contexto familiar, social y escolar, la que fundamenta y dota de sentido a nuestro modelo de intervención.
La intervención debe enriquecer las interacciones del niño con su entorno para favorecer el lenguaje.
¿Qué es y qué no es el enfoque centrado en la familia?
- No se trata de evaluar al niño únicamente con pruebas estandarizadas, dar actividades para casa y explicar a los padres cuáles son las necesidades de su hijo.
- Sí se trata de preguntar a los padres: ¿Cómo es su hijo?, ¿Qué puede hacer?, ¿Qué le gustaría que pudiera hacer? Ellos son los máximos conocedores del niño y sus necesidades reales.
- No significa realizar actividades con el niño para servir de modelo a los padres.
- Sí significa ayudar a los padres y/o cuidadores a encontrar su propia manera de enseñar e interactuar con sus hijos, fomentando que este apoyo se mantenga en el tiempo.
- No se basa en proveer o mandar a adquirir materiales concretos.
- Sí se basa en que, con los juegos y materiales diversos que ya tengan en casa, la familia sea capaz de generar situaciones de aprendizaje enriquecedoras dentro de sus rutinas habituales.
Confiar en las elecciones de la familia, incluso cuando difieran de lo que consideraríamos óptimo, es otro pilar esencial.
¿Qué procesos favorecen el desarrollo del lenguaje?
Podemos destacar tres:
- Calidad en las transacciones padres-hijo: es la capacidad de la familia para generar respuestas adecuadas y sensibles a las necesidades comunicativas de sus hijos, solventándolas de manera eficaz.
- Calidad de las experiencias que la familia provee: se trata de la capacidad familiar para participar en diversos contextos sociales y comunitarios, promoviendo así oportunidades ricas y variadas para el desarrollo.
- Salud y seguridad proporcionadas al niño: la familia debe satisfacer las necesidades básicas: alimentación adecuada, hábitos saludables, acceso a ayuda médica y, fundamentalmente, protección del menor ante cualquier situación de riesgo o violencia.
El rol del logopeda
En este modelo, el logopeda experimenta una transformación profunda: dejamos de ser guías unilaterales para convertirnos en facilitadores que forman y capacitan a la familia. El objetivo último es empoderarla para que, apoyándose en nuestra experiencia, tome las decisiones sobre los apoyos del niño.
Padres y profesionales colaboramos como iguales y todas las voces tienen el mismo valor.
Priorizamos las fortalezas y necesidades de toda la familia, especialmente de los cuidadores principales. Así, aunque nuestra influencia directa en horas de intervención pueda ser menor, nuestra responsabilidad en mejorar la competencia y confianza de los padres es máxima.
Frecuentemente, los padres llegan a consulta cuestionándose si lo están haciendo bien. Nuestra labor es brindarles confianza, pues son las interacciones en su hogar y colegio, que ocupan la inmensa mayoría de su tiempo, las que realmente moldean el lenguaje del niño.
El aprendizaje se forja en la interacción constante y cotidiana, no es sesiones aisladas.
Un esquema de intervención práctico
La puesta en marcha de este modelo puede estructurarse en varias fases. Su diseño responde a la diversidad de realidades familiares y necesidades específicas que encontramos en la práctica, lo que requiere un proceso flexible y personalizado:
- Entrevista inicial de acogida: este primer contacto es fundamental para ganarnos la confianza de la familia. El objetivo principal es conocerla en profundidad, entender sus dinámicas, identificar sus necesidades y analizar las expectativas que traen a la intervención.
- Valoración del desarrollo: utilizamos herramientas como la observación, pruebas estandarizadas y el análisis de muestras de habla para obtener datos formales sobre los fonemas, la complejidad sintáctica y el uso de las funciones comunicativas.
- Valoración funcional: complementamos la valoración formal analizando las habilidades de comunicación en los diferentes contextos naturales (casa, colegio, juego libre). La entrevista basada en rutinas es una herramienta poderosa para identificar necesidades en momentos concretos del día a día del niño.
- Coordinación interdisciplinar: es crucial coordinarnos con otros profesionales del entorno del niño, especialmente los del ámbito escolar, para establecer objetivos coherentes y compartidos.
- Propuesta de intervención: una vez recopilada y analizada toda la información, establecemos, de manera igualitaria con la familia, los objetivos y las estrategias de la intervención.
Promovemos una intervención que informa, respeta e involucra activamente a la familia en todo momento.
- Seguimiento continuo: a lo largo de todo el proceso, realizamos seguimientos para evaluar si los objetivos se están alcanzando y si hay otros factores que pudieran estar interfiriendo y que no se tuvieron en cuenta inicialmente.
Conclusión
Adoptar un enfoque centrado en la familia y el entorno supone un cambio de mirada profundo en nuestra práctica logopédica. Implica ceder parte del control tradicional para invertirlo en el empoderamiento de la familia, confiando en su capacidad para ser el motor principal del desarrollo lingüístico de sus hijos.
No es un camino sencillo, pues requiere humildad profesional y una apuesta firme por la colaboración. Sin embargo, los beneficios: una intervención más ecológica, significativa y sostenible en el tiempo, constituyen, sin duda, la recompensa profesional más valiosa.
Nuestra labor logopédica implica capacitar, colaborar y acompañar familias donde el lenguaje se vive.
No te pierdas
Este artículo está basado en la conferencia: “Logopedia y trastorno del desarrollo del lenguaje. Un enfoque centrado en la familia y el entorno”, dictada por la logopeda, Irene Rubio Prieto, en el marco de las I Jornadas Internacionales de Logopedia, dentro del Programa de Actividades del Instituto Raimon Gaja (iRG). Accede al contenido completo aquí (min. 59:06:00):
Conoce a Irene Rubio Prieto
- Logopeda.
- Profesora asociada Universidad de Valladolid.
- Amplia experiencia en atención temprana y formación en múltiples áreas de la logopedia.
- Actualmente desempeña tareas clínicas de logopedia, en habla, familia y entorno.
Bibliografía:
- ASPACE, Guipuzkoa. (2017). De un modelo de intervención tradicional a un modelo centrado en la familia.
- Bahamonte, C., Serrat, E., Vilá, M. (2021). Intervención en Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL). Una revisión sistemática (2000-2020). Revista de Investigación en Logopedia, (11), 21-38.
- Mendoza Lara, E. (2016). Trastorno específico del lenguaje (TEL). Avances en el estudio de un trastorno invisible. Editorial Pirámide.
- Norbury CF, Gooch D, Wray C, Baird G, Charman T, Simonoff E, Vamvakas G, Pickles A. (2016). The impact of nonverbal ability on prevalence and clinical presentation of language disorder: evidence from a population study. [El impacto de la capacidad no verbal en la prevalencia y la presentación clínica del trastorno del lenguaje: evidencia de un estudio poblacional]. J Child Psychol Psychiatry, 57(11):1247-1257.









